IV

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Había pasado un día desde el sueño que había tenido. Aquel escenario que parecía real, tan real que tal vez comenzaba a tener los mismos sentimientos hacia el chico que se topaba en su mente constantemente.

Conoció a Conterstine, un joven amigable pero algo egoísta. Tenía el sentimiento de haberlo conocido, o hasta convivido con él, sin embargo, no estaba comparado con lo que sentía con Amilcar.

Suspiró pesadamente cuando sus ojos se abrieron y dieron a la vista un tejado gastado de madera. Dió mediavuelta en la cama, quedando de costado, viendo la pared.

La luz solar entraba por la habitación. Las plantas brillaban de un verde cálido, hermoso. Había viento fuera, esto se notaba por el ruido de las hojas chocando entre sí.

—¡Hey, Silithur, tenemos que irnos! —Se oyó una voz desde el primer piso del hogar. Hoy era su último día en esa casa, ya que iban a llegar otras personas.

—¡Ya voy! —Dijo algo cansado.

Se sentó en la cama, con mucha pereza. Frotó sus ojos y se estiró, era hora de levantarse, comenzar una nueva vida  y concentrarse en ella; pero todos los pensamientos que tenía le impedían centrarse en una cosa.

...

Invierno en Elitecraft. La época soñada para muchos, e incluso del Imperio 51.

Siempre se juntaban en la casa de Farfadox para pasar tiempo juntos, ya sea tomando chocolatadas calientes, contando anécdotas, jugando pequeños juegos, etc... este día no fue la excepción.

Todos estaban en una ronda en el suelo, casi pegados a Farfa (a excepción de Silithur, que él se encontraba en frente de ellos), ya que este emitía calor. La mayoría estaba tapada con una manta azul y portaban en sus manos tazas de café o chocolatadas.

—Hoy chicos, os contaré una historia... una historia terriblemente aterradora... —Las manos del hombre con bigote se movían de forma "tenebrosa". Un tono de voz misterioso salía de su boca, haciendo que los chicos de la sala se interesaran en ello.

Pff- ¡siempre dices que será aterradora y terminas contando cómo visitaste la casa de Conter! —Salió de la boca del Blaze, Rubik.

—No, no, juro que esta es tenebrosa.

—Diez a que no lo es. —Apostó el chico que, normalmente, portaba armadura, hoy no la llevaba.

—Dale, acepto. —Aceptó la apuesta un chico de cabello rosado.

—Joe, que malos sóis. —Se cruzó de brazos ofendido. —¡Pero no me importa! ¡Les contaré la historia igual! —Levantó su dedo índice. —Todo comienza conmigo... con ganas de ir al baño... la única edificación que tenía cerca era... ¡LA DE CONTER!

—¡AAAAH! —Gritó aterrado Crisgreen.

—No puede ser... —Habló decepcionado el conejo, dueño de esa edificación de la que hablaba Silithur.

...

Silithur rió de la nada.

Se dió cuenta de lo solo y vacío que estaba.

Tal vez, aquel "recuerdo" le había dado a entender de lo solitario que siempre estuvo. Silithur nunca tuvo compañeros, siempre prefería trabajar así, no era alguien muy social. Se convencía de que "está bien", que la soledad era más conveniente; aún así, a veces se quedaba viendo el techo por la noche, escuchando la nada misma, sin ningún ruido a su alrededor, solo eran la Luna y él, en el mismo vacío interior.

La soledad es hermosa, siempre lo recalcaba, pero odiaba sentirse solo. Odiaba tener que ver cómo los demás tenían compañía, y ahí estaba él, sin nadie, ¿por qué? La gente, normalmente, no le da importancia. Constantemente ha escuchado aquellos comentarios hacia su persona. Se han alejado incontables de veces, nunca entendió porqué. Tal vez, "es muy aburrido", tal vez, "está muy viejo", tal vez, "simplemente, no caes bien".

Memory | Amilcar & SilithurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora