Mensaje 1

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De: AV
Fecha: Miércoles 15 de septiembre, 06:15 PM
Para: TW
Asunto: Propuesta

    Querido extraño:

Te vi entrar en el cibercafé con tu mochila negra marcada con esas letras. TW, ¿Serán las iniciales de tu nombre?
   Me pregunté esa y un montón de cosas más, mientras te espiaba por el reflejo de la pantalla (en ese momento dejé de copiar los datos para un trabajo de Literatura y comencé a mirarte de reojo). Eres lindo y me caíste algo simpático; hasta me gustaron los rulos castaños que te caían sobre la frente, y que tú, enfurecido, tratabas de apartar con la mano sin obtener éxito. Me intrigó tu mirada fija en la pantalla (creo que tienes ojos claros) y me hizo gracia que, por ser bastante alto, te costara acomodar tus piernas por debajo del escritorio. Tecleabas mucho en la computadora, parecía que querías hacer chispas. ¿Estabas enojado TW?.
Te vi cuando te paraste de tu lugar y fuiste a hablar con el malhumorado de la mesa en la entrada. Supuse que le pediste algo que él no encontraba. En todo ese proceso, me incliné con disimulo y espié el correo electrónico que había en tu pantalla, espero que sea el tuyo. Soy rápida y tengo buena vista; me bastó ver una vez para memorizar tu dirección. Por suerte, tardaste en volver, el malhumorado probó varias lapiceras hasta encontrar una que funcionara. Y hasta ahora no estás de vuelta (vi que fuiste al baño), mientras yo concentrada te escribo éste mensaje.
    Espero que no hagas ninguna película en tu cabeza con esto, que no soy muy linda ni muy simpática y en tres meses cumpliré 18.
Soy una chica común y corriente que quiere ser tu amiga virtual. Te propongo que nos mandemos mensajes una o dos veces por semana... Me gustaste como amigo. A veces me siento un poco aburrida y solitaria, ¿No te pasa eso? Si, ya se que todas las personas de nuestra edad se mensajean, usan WhatsApp, pero para mí no es lo mismo. De esa manera me pongo nerviosa, contesto cualquier estupidez. Y siempre fui de escribir cartas, desde pequeña.
    A mi me gustaría que cada uno pueda contarle al otro lo quiera, tomándose su tiempo, y no tener que avergonzarse de algo que confesó o dijo sin pensar ni verle la cara cuando se lo cuenta (siento vergüenza de lo descarada que fui al tomar tu e-mail).
Sé lo que vas a decir: ¡Eso no vale, tú me conoces y yo no! Y si, tengo esa ventaja: te vi primero. Eso te pasa por no observar quién estaba sentado en la computadora de al lado. Bueno, yo me preguntaba... ¿Quieres que nos enviemos mensajes por aquí? Si estás dispuesto, mis reglas son: no nos conoceremos nunca, ni de nombre, y cada uno podrá escribir lo que tenga ganas sin necesidad de mentir (de todas maneras... Jamás sabremos quiénes somos). Ah, y ni se te ocurra preguntarle al hombre que estaba en la entrada porque, a partir de hoy, me cambio de cibercafé; a demás no soy de por aquí y es la primera vez que vengo a éste.
    Tampoco intentes darte la vuelta para mirar a la chica de la máquina de al lado. Sería un total bochorno, ya que se la dejo a una señora. No me vas a encontrar, por la sencilla razón de que, cuando envíe éste mensaje, me habré esfumado (tuve la astucia de pagar por adelantado) y saldré antes de que tengas tiempo de acomodarte en tu asiento (eso te pasa por las piernas largas; yo a duras penas llego al metro sesenta).

     Si aceptas nuestra amistad anónima y hablar sobre nuestras cosas, puedes escribirme a:

                  amsevirtual@hotmail.com

Si no te interesa o te aburre iniciar una amistad a ciegas, no contestes y se acabó.
Y deja de querer arrancarte los rulos cuando te caen por la frente, te quedan bellísimos.

¿Hasta pronto o hasta nunca TW?

                                                                      AV.

Querido Extraño // Evan PetersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora