capítulo cuatro.

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¿Por qué mierda no se me ocurrió meter un cigarrillo, o dos, en mi bolsillo? Necesito fumar, por Dios.

Llevo, al menos, dos horas aquí. Atrapado en esta inmensa habitación, con el suficiente temor para no acercarme a curiosear los caros muebles ni salir al balcón. De hecho, tenía ganas de orinar hace un rato, pero me aguanté tanto que mi cuerpo lo ha olvidado.

Seguramente más tarde me dolerá el vientre. Demonios.

Llevo mi palma a mi estómago y acaricio vagamente, resoplando en aburrimiento. ¿Cuánto tiempo más va a estar dormido? Ya está oscuro afuera, hace frío y Horae no da señales de volver. Lo cual no sé si es bueno o malo.

Chasqueo la lengua.

─Ya te dejé dormir demasiado. Estoy nervioso como la mierda, Jimin. ¡Despierta!

Finalmente pierdo la paciencia. Y nadie puede culparme, es como un milagro que haya aguantado tanto. Luego de gritarle un poco, me siento en el lugar que antes usó Horae en la cama, a un lado de él. Tomo sus hombros y lo sacudo un poco -mucho- con fuerza medida -con estrés-.

─Me estoy volviendo loco, Jimin. ¡Por favor! ─una última sacudida junto a mi voz chillona y él abre los ojos, perezoso.

Qué alivio. ¡Al fin, maldición!

Le suelto cuando se queja, como adolorido. Y le ayudo a sentarse en la cama con cuidado. Sonrío al verle con cara de sueño, despeinado y desorientado, se ve que descansó bien. Pero al recordar dónde estamos y quién en particular le hizo dormir bien, mi sonrisa se borra y antes de que controle mi impulso, mi palma cae abierta en su nuca.

─¡Oouch! Oye, ¿qué sucede contigo, Taehyung? ─Jimin lleva su mano al lugar que golpee y frota el cabello de allí, al fin siendo consciente del entorno y ambiente, además de cortarme en pedacitos con su mirada molesta y afilada.

─¿Qué sucede conmigo? Ja. ─me mofo de... pues de todo. De mí, de él, de esto. ¡De todo!

─¿Eh? ─Jimin entrecierra los ojos, y yo sólo lo miro, todavía sentado en la cama.

Él parpadea hacia mí, luego baja la mirada a las sábanas cubriendo su regazo, y puedo percibir el momento exacto en el que su respiración se atasca en su garganta. Se tensa, los hombros rígidos. Voltea la cabeza con rapidez y brusquedad, como un maldito exorcizado. Los ojos le vuelan por los muebles, las paredes tapizadas, los cuadros y decoraciones... y el pánico que siento en él cuando vuelve a mirarme es algo que jamás creí posible. Luce aterrado, balbucea y se ahoga un poco mientras sus manos temblorosas toman mis antebrazos.. ¿Tironeándome? no lo sé, el movimiento es débil y torpe.

─¿Jim? ─arrugo la nariz─ Hey, ¿qué te sucede a ti? Sé que tienes bastante que explicarme, pero tampoco estoy furioso contigo. Hablemos calmadamente antes de que esto me provoque una úlcera, necesito respuestas.

Él sacude la cabeza en negativa. Sus ojos se llenan de lágrimas.

─No.

─¿No?

─No, no, no.. tienes que irte. Tienes que salir de aquí, ¡no deberías haber venido, Taehyung! Carajo, esto está muy mal. ─deja caer la cabeza hacia delante, como si estuviera rendido ante una lucha que mantuvo por mucho tiempo. Se ve abatido, y la sola idea de que tenga otro episodio de ansiedad, me hiela la sangre.

Tomo una bocanada de aire, tratando de mantener mi suavidad de mejor amigo y no dejar que la bomba en mi interior explote por todo lo vivido las últimas horas.

─No te entiendo una mierda, tú me pediste que te trajera. ¿Qué.. ? ─escucho un sollozo brotar de su boca, y me suelto de su agarre para sostener su rostro y hacer que me mire. ─Ji, basta ya. Cálmate. Todo está bie-

lay all your love on me ¡ kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora