Veinticinco: Kisses

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Sana abrió los ojos con sorpresa, ¿había escuchado bien? Tzuyu parecía estar muy molesta con ella, sus ojos estaban entrecerrados y con el ceño fruncido, eso sin contar que tenía los brazos cruzados. Era la primera vez que no la veía con una sonrisa plasmada en el rostro y eso en el fondo la hizo sentir mal.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó la japonesa todavía conmocionada.

—No importa como lo sé, lo que importa es que me mintió, ¿por qué lo hizo? Solo debió decirme que tenía novio y ya, ¿por qué mentir? —cuestionó con más enojo.

Sana no comprendía la razón de su molestia, es verdad que mintió al decir que estaba soltera, pero eso es porque no consideraba real su relación con Suho. La japonesa intentó acercarse nuevamente a la menor, pero ella volvió a retroceder.

—¿Por qué te molesta eso? No entiendo...

—Me ilusioné como una tonta —confesó Tzuyu con la voz rota. Ya no le importaba lo que sus palabras pudieran ocasionar después, ya no había razón para quedarse, a lo mejor de esa manera la echarían del lugar y ya no tendría que renunciar por sí misma—. Desde que me dió mi primer beso... no he podido sacarla de mi cabeza. Todo el tiempo estoy pensando en usted y eso está mal, ¿comprende? No puedo evitar enojarme, pero la molestia es conmigo misma, usted no tiene la culpa. Así que bien puede correrme del lugar para evitar incomodidades, quizás eso sea lo mejor.

Sana se quedó sin habla, estaba procesando todo lo que la taiwanesa había dicho en tan solo un par de segundos ¿Tzuyu gustaba de ella? Jamás en la vida había considerado tener una aventura con una chica, porque prácticamente sus estudios no la dejaron tener tiempo libre para salir y experimentar cosas nuevas. Después conoció a Suho y todo se volvió una monotonía, razón por la cuál su relación estaba al borde del colapso —si es que a eso se le podría llamar "relación"— ahora no eran más que dos extraños que salían de vez en cuando y aparentaban ser la pareja feliz.

—No sé que decir...

—No tiene que decirme nada, para empezar yo no debí venir. Por favor, dígale a la señorita Chaeyoung que me disculpe, pero no puedo realizar mi servicio social aquí —Tzuyu hizo una rápida reverencia antes de dar media vuelta y caminar hacia la salida del edificio con lentitud.

—¡No te vayas! —Sana corrió tras ella cuando la vio alejarse de a poco. Se interpuso al frente impidiéndole el paso—. Estoy segura de que estás confundida, yo no puedo gustarte, soy un terrible dolor de cabeza, aunque debo confesar que me halaga que gustes de mí, pero eso es porque realmente no me conoces. Es verdad que mentí sobre estar soltera, pero mi relación no es como todas las demás. Él no me quiere, yo no lo quiero y creo que nunca lo quise.

—No me mienta más, solo déjeme ir —Tzuyu intentó apartarla de su camino pero la japonesa se lo puso difícil reteniéndola de las manos.

—Es que no quiero que te vayas —le suplicó en un hilo de voz. Sus ojos le estaban suplicando que se quedara.

—¿Por qué?

—Yo... no lo sé —murmuró Sana con desconcierto. Ella tampoco estaba segura de porqué la retenía, pero algo en el fondo le decía que tenía que hacerlo—. Me agradas y no quiero que te vayas, no me gusta que te enojes conmigo, no lo hagas, me lastimas...

—¿Tzuyu? —preguntó un curioso Soobin que se acercaba a ellas ligeramente confundido por la situación—. ¿Todo está bien?

Sana lo observó de pies a cabeza mientras recomponía su postura y soltaba el agarre de la menor. Respiró hondo antes de carraspear su garganta y dar una respuesta.

—Pasa que la señorita Chou tiene que dar revisión a un equipo —dijo Sana con seriedad—. Pero no está permitido traer visitas a Tigers Law, así que me temo que tendrás que esperarla afuera —mintió.

SHE LOVES CONTROL • [Michaeng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora