Treinta y uno: Estrella

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—Por favor, permítame pasar a verla, aunque sea solo un momento —pidió Momo en tono suplicante—. Por favor...

—¿Es usted familiar? —preguntó Jungkook y la japonesa negó con la cabeza—. La señorita Kim se encuentra delicada, ayer no le permití tener visitas.

—Dahyun es mi amiga, solo quería hacerle saber que estoy aquí —murmuró la japonesa con la mirada baja, casi resignada a que no la dejarían verla. El médico miró la hora en su reloj de mano y carraspeó su garganta antes de asentir.

—Venga conmigo —le dijo Jungkook comenzando a caminar por los pasillos.

Momo lo siguió por detrás en silencio y con el corazón latiendo. Ayer se marchó del hospital con un amargo sabor de boca después de enterarse de que el padre de Dahyun era el abogado que había metido a su madre a prisión. Mentiría si dijera que pudo dormir, porque no lo hizo. En toda la noche no dejo de pensar en eso y llegó a la conclusión de que Dahyun era una chica diferente, tan distinta a su padre. Ella era una buena persona.

Luego de caminar por varios pasillos, finalmente se encontraban frente a una habitación.

—Es aquí —informó el médico mirando a la japonesa. Segundos después vio a una enfermera salir de aquel lugar.

—Buenos días —saludó amablemente y luego dirigió su mirada hasta Jungkook—. Doctor, acabo de hacer el monitoreo de los signos vitales y la evaluación del patrón respiratorio que me pidió.

—De acuerdo, ¿está todo en orden? —preguntó el médico y la enfermera asintió con la cabeza rápidamente—. Bien, en unos minutos realizaremos una toma de glucometría para descartar hipoglucemia.

—Entendido doctor Jeon —añadió antes de retirarse.

—Puede pasar señorita, pero solo por unos cuantos minutos, porque tengo a la señorita Kim en monitoreo constante —comentó Jungkook permitiéndole el paso a la habitación—. La dejaré a solas con ella mientras voy a firmar un papeleo que tengo pendiente.

—Muchas gracias doctor... 

Momo entró a la habitación encontrándose a Dahyun postrada sobre una cama, las paredes y todo alrededor era blanco y a un costado había máquinas con cables conectados al cuerpo de la chica pálida.

Su corazón se contrajo al verla en ese estado, a pesar de que la chica no tenía un solo rasguño sobre su cara, su rostro se veía más pálido de lo normal, incluso sus labios ya no tenían ese característico rosa. Sintió un nudo en su garganta al verla.

—Parece como si tan solo estuvieses dormida... —murmuró Momo acercándose lentamente hasta quedar a un costado de la cama. Con una de sus manos le acarició suavemente la mejilla, como si temiera despertarla de aquel sueño profundo, como si fuese lo más preciado del mundo—. Mamá una vez me dijo que las personas que están en coma son capaces de escuchar lo que la gente les dice, por eso sé que me escuchas, de verdad estoy rogando por que puedas escucharme.

La japonesa entrelazó una de sus manos con la de la chica contraria y luego la llevó a sus labios para dejarle un corto beso. Sus ojos se llenaron de lagrimas sin poder evitarlo.

—¿Qué es lo más importante que tienes en este mundo? Esa será la razón por la que luches —habló con la voz rota—. Nunca le pido nada a Dios, pero por esta vez... solo por esta vez quiero pedirle algo que deseo con todas mis fuerzas. Por favor Dios, haz que despierte, haz que ella vuelva...

Momo cubrió su cara con las manos intentando frenar su inminente llanto. Por alguna razón su corazón le dolía. Es verdad que conoció a Dahyun hace poco tiempo, no obstante, la chica de ojos rasgados y pálida piel había logrado ganarse su corazón. Era de las pocas personas que se había interesado en ella, a pesar de no tener absolutamente nada mas que problemas en su vida. 

SHE LOVES CONTROL • [Michaeng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora