Capitulo 3

132 23 3
                                    

—SUELTAME IBARAIM— Miré y reconocí l vestimenta era mi diosa pagana

—Piensa que bailar como lo hiciste, y no iba tener sus consecuencias. — Ni te atrevas a ponerme las manos o te corto la mano — saco una daga me quede perplejo por su ferocidad las mujeres árabes eran sumisa.

—Serás mía, aunque no quieras aquí no hay nadie y estamos solos. — La vi flaquear eso era cierto si te encontraban con una doncella tenías que desposarla.

— No te van a creer— él sonrió con malicia— Mi madre me apoyaría a mí, y los presente daría fe con esos movimientos que hiciste ahí dentro, —Sin que ella pudiera preverlo se le fue encima me enoje fue hasta ellos. Lo tome por su ropa y lo tire al suelo no sin antes darle un buen golpe.

— Creí haber escuchado un no por parte de la señorita. —Dije mirándolo desde arriba

— No te metas es mi mujer — No es cierto ahora lárgate si no quieres que haga que te corten la lengua por embustero, — Era más grande que él y mi voz por lo general era ronca.

— Nos volveremos a encontrar prima. — después nos quedamos en silencio. Por unos minutos, aunque está cubierta se veía hermosa con esas vestimentas

— Ahora mi diosa Nadina me estabas invitando a venir donde ti, aquí me tienes. Tu más devoto adorador y siervo.

Capítulo 3.

—Mi señora— nos saco mi sierva de nuestro mundo. —Le quería informar que todo esta listo. — Gracias. Dije y me giré para dejarlo ahí parado, pero sus palabras me detuvieron—¿No me darás las gracias flor salvaje?

—No soy una salvaje— lo vi sonreír y me pareció un pecado mirarlo— No mi bella dama. Lo deje ahí parado mientras sonreía. Me entre con mi prima

—Si se entraran que hablas con hombres que no son de la familia a solas ¿Qué pasaría princesa? — Sus palabras llenas de veneno detuvieron mi caminar.

—Haces bien en recordarme mi posición como princesa, supongo que nadie creería en las palabras de una mujer cuya palabra es voluble. Jamás creerían en ti, soy la hija del jeque mas influyente del desierto y tu solo eres una simple plebeya repudiada por la sociedad así que guarda tu distancia y tu posición.

— Mi madre no descansara hasta verte doblegada — dijo ella con rencor.

— Así como lo hizo contigo aquel hombre, ¿Qué era que no lo recuerdo? Ah si un señor que te doblegó y te repudio, recuerda esto prima, soy hija de mi padre y mi palabra no es voluble.

Dos días y voy de camino a mi casa mi tía no estaba muy feliz por lo tanto no salió a despedirme, pero no me importa, y mi primo amenazándome que seré su esposa, aunque no quiera.

— En el camino del desierto hay muchos forasteros prima, ¿Qué pasaría si se toparan con tu carroza? —¿me estas amenazando?

— No prima solo digo lo que es cierto.

— Le voy a pedir tu lengua a mi padre en una bandeja de plata por osado.

De esto hace dos días, por el tiempo que llevamos creo que estamos a mitad de camino, en las noches buscamos como acampar. Paso el día y casi daba paso la noche. Nos refugiamos, entre algunas rocas por las tormentas de arenas. Mientras los guardias hacían nosotras descansábamos, porque dormir no era. Recosté mi cabeza y mi ultimo pensamiento fue el, hombre de sonrisa hermosa.

Hermes

—Príncipe deberíamos partir lo antes posible, su señora madre nos encomendó llevarlo porque se le agoto el tiempo estipulado.

PASIÓN GRIEGA EN LAS ARENAS DEL DESIERTO ARABICO. (Trilogía Pasión Y Cultura #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora