A segunda vista

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Los amores a primera vista sí suceden, y cuando Tanjiro Kamado estaba en preparatoria fue víctima de aquel hipnotizante y agonizante hechizo.

Esa vez había un vistazo por la ventana del salón correccional en donde fue recluido por culpa de sus amigos. Tras haber terminado las 800 planas de "No debo comer en clase" y las 1000 de "No debo pelear en clase", se tomó la tranquilidad de recostarse en su asiento y mirar hacia los lugares vacíos donde estuvieron sus amigos hasta que decidieron escapar.

Les va a ir peor...

Suspiró al pensarlo, pero solo sacudió su cabeza y se puso de pie. Caminó hasta la ventana y se sentó en el alfeizar en el cual, perezosamente limpiado, reposaban un par de plantas bien cuidadas.

Tanjiro extendió su mano para tocar los pétalos violetas de la flor de nombre desconocido, pero antes de lograr el tacto, algo llamó la atención en el rabillo de su ojo.

Y vio a una joven caminando por la cancha de arena, casi sin rumbo.

Se quedó ahí, simplemente observándola sin pensamiento extra, hasta que en algún momento ella se detuvo y volvió a hacer hacia donde él estaba.

Sus ojos rosados conectaron con los suyos por un corto instante, pero fue suficiente para darle un vuelco a su corazón.

Tanjiro se enamoró a primera vista un 5 de marzo.

[ . . . ]

Sin embargo, la vida no suele ser una linda historia de romance.

Él nunca pudo acercarse a ella.

Ella nunca volvió su mirada.

Y se separaron.

La última vez que intercambiaron miradas fue un día después de su graduación, cuando regresó a entregar algunas cosas que el profesor Tomioka le había prestado.

Después de eso y sin hablar al menos una vez, cada uno se fue por su camino.

Y pasaron los meses.

Al inicio recordó el color de sus ojos, pero con cada mes que pasaba, pasaban sus recuerdos.

Al cuarto año la olvidó, quedando solo la sensación de alguna vez pronunciar su nombre en las noches donde pensaba en su futuro.

De eso diez años.

—¿¡Vas a volver!?

El grito sonó por todo el pasillo, causando que algún que otro estudiante mirara por la ventana de los salones, curiosos por la voz.

El Kamado que había gritado sin querer se puso rojo como un tomate, pero con una sonrisa difícil de ocultar en su rostro.

—¿Por qué me avisas a mí de primero? Seguro Nezuko-nee-san se alegraría muchísimo de oírte —preguntó Shigeru.

Se supone que es una sorpresa.

Al otro lado de la línea su hermano mayor, Tanjiro, le respondió.

—Oh... entendido. ¿Cuándo llegarás?

Si puedo abordar ahora, llegaría en la noche y necesito que me esperes en el aeropuerto.

—¿Por qué que te espere? —preguntó con dudas.

Necesito darte unas instrucciones al volver, pero serán para cuando nos encontremos.

—¡Entendido!

No preguntó más. Shigeru estaba suficientemente contento con volver a ver a su hermano mayor.

A segunda vista - TanjiKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora