Tomioka Giyuu

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Se rumoreaba que al pilar del agua le gustaban los hombres, gracias a eso recibía bastantes burlas y chistes de parte de sus compañeros.

Los rumores comenzaron gracias a Kocho, que ella desde un principio sospechaba que a Tomioka le atraía el pilar del viento, por la forma en que actuaba y se expresaba con él, algo nada usual al reservado hashira.

Aunque estos últimos días, Giyuu pudo notar que no recibió casi ninguna burla por parte del albino, y que de hecho, lo notaba más cercano hacia Himejima.
Algo que lo puso celoso, sabiendo como era la relación de aquellos pilares, tenía claro que no se cruzaban palabras, pero extrañamente la actitud de ambos cambio drásticamente.

—Será que.. ¿Estará enamorado de Himejima?—Pensó en voz alta, siendo escuchado por Kocho que sorprendida lo miró.

—¿Te gusta Himejima-san?—Tomioka volteo a ver a la fémina sin cambiar su expresión junto a un leve parpadeo.

—No.

—¿Y por qué dijiste eso?

—Kocho, concéntrate en mis heridas, no en mis pensamientos.—Miro al frente serio, la pilar insecto soltó un pequeño suspiro para acercarse al hombre.

—No tienes muchas heridas..—Sonrió con pesadez.— Pero no tengo ningún problema con que te guste Himejima-san, es un hombre fuerte y admirable..—Tomo delicadamente el brazo del contrario para vendarlo con cuidado.

—No saques esas conclusiones, Himejima no es mi tipo, punto.—Kocho lo miro mientras daba vueltas la venda en su brazo.

—Oir eso me pone un poco más calmada.. Mi teoría aún puede ser confirmada..—Dijo con un tono aliviado terminando de vendar, Tomioka la miro levantando levemente las cejas curioso.

—¿Hm?

—Olvídalo..—Sonrió amablemente.—Puedes irte a descansar.

Tomioka se levantó de su asiento dispuesto a irse a su finca, o a algún lugar lejos de la sociedad.

Mientras caminaba por los pasillos, escucho unos sonidos que venían de una habitación alejada, curioso se asomó a ver quién era.

—Shinazugawa..—Susurró asombrado por la gran vista.

Era Sanemi, vestido únicamente por su ropa interior, se estaba cambiando; Tenía algunas vendas en los brazos, supuso que había llegado de una misión.

Tomioka moría de vergüenza, pero no podía desviar la mirada, podía ver a más detalle el cuerpo fornido de su compañero y sus grandes cicatrices.

Sanemi se dió cuenta de su presencia.

—¿Quién carajo anda ahí?—Giyuu era hombre muerto, Sanemi se acercó a verlo.— ¿Tomioka?

Tenía bastantes excusas para decirle, pero de los nervios solo le salió;

—Me perdí.—Sanemi frunció el ceño.

—¿Esa es tu única excusa?—Tomioka no podía mirarlo a los ojos, su mirada estaba fija en el cuerpo bien marcado del albino.— ¡Te estoy hablando!—Agarró los hombros del azabache para que reaccionara.

—No grites.. Te estoy escuchando perfectamente.

—¡Pues responde!—Si había alguien que lo sacaba de quicio fácilmente, ese era Tomioka.—¿Me estabas espiando?

—No, solo me perdí y entonces te vi.—Ambos chocaron miradas,  el oji-azul no pudo evitar sonrojarse.—Yo.. Realmente lo siento Shinazugawa, no volverá a pasar y-..

Fue interrumpido por el albino, que sin previo aviso lo empujó hacia el armario.

—Haz silencio.. No quiero que sepa que estoy aquí, ni tampoco quiero que te joda.—Tomioka estaba duro, literalmente, tenía a Sanemi rodeado contra la esquina del armario y por el poco espacio que había, podía sentir su respiración chocando con la de el.

𝕰𝖑 𝖕𝖎𝖑𝖆𝖗 𝖉𝖊𝖑 𝖛𝖎𝖊𝖓𝖙𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora