Habían pasado 6 días.
La clínica solo había servido para escapar de Ryuzaki durante casi 2 meses y como ya sabía, fuera del cuartel de investigación y la clínica, no tenía ningún otro lugar al que ir. Ryuzaki probablemente habría movilizado a un selecto grupo de seguridad, que debía estar buscándome por cielo y tierra en ese momento. Los últimos 6 días no eran más que una demostración de hasta donde podía llegar para atraparme.
Afortunadamente, los bebés parecían estar bien; pese a todos los pronósticos del doctor Black acerca de mi muerte inminente. Tenía aproximadamente 14 semanas y un pequeño buto en el abdomen que parecía haberse originado por exceso de cerveza, pero era donde estaban ahora los bebés. Las nauseas parecían haberse detenido por el momento, tal vez los bebes entendían la situación en la que se encontraban o simplemente se debía a la pésima alimentación que había estado llevando esos días.
Había logrado pasar desapercibido, escondiéndome entre diversos cibercafés; habían muchas personas que no tenían una vivienda fija, por lo que no era algo raro que un universitario durmiera en ese tipo de lugares. Sin embargo, sabía que probablemente no pasaría mucho tiempo hasta que Ryuzaki me encontrara.
Ese día había logrado entrar a una doya* en la que me habían ofrecido cambiar la ropa que llevaba usando los últimos días por un par de yenes adicionales. Por lo que había calculado, el dinero que había logrado llevar conmigo no alcanzaría para más que un par de días más y me estaba quedando sin ideas. Únicamente llevaba unos 10.000 yenes, lo que no sería suficiente para pagar ni la tercera parte de un boleto a otra ciudad; tampoco podía sacar dinero del que había ahorrado en mi cuenta de banco ya que Ryuzaki me localizaría de inmediato.
Si lograba administrarme correctamente, el dinero alcanzaría para máximo unas 7 noches más, comprando algunas cosas en las tiendas de conveniencia cercanas para alimentarme. Solté un suspiro. Un par de meses antes, habría pensado que la idea de estar en una de las zonas más pobres de Tokio, rodeado de personas en condición de calle sería imposible para alguien como yo.
Cualquiera podía llamarlo orgullo, sin embargo, después de lo que había sucedido cuando Ryuzaki se había enterado de mi embarazo, no quería volver a verlo en la vida. Tenía que pensar en una forma de salir de allí.
— Debes tener muy mala suerte para acabar aquí siendo tan joven — una voz a uno de mis costados susurró, por lo que no pude evitar estremecerme —, no te asustes chico, solo mencionaba lo evidente.
Había conseguido ese lugar un par de horas atrás, y desde ese momento me había sentado hecho un ovillo junto a la estufa de la habitación compartida entre otros 3 hombres y yo.
— Yamamoto, deja en paz al muchacho — otro de los hombres habló — sus razones ha de tener para estar aquí.
— ¿Acaso vas a negar que te da curiosidad Tanaka? No se ve como tu o como yo, dinos muchacho ¿Dónde están tus padres?
— Están muertos — respondí con una voz rasposa, había evitado hablarle a las personas durante esos días, por lo que mi voz había adquirido un tono áspero.
— Ahí está Yamamoto, ahora, ¿quieres callarte o vas a seguir incomodando al muchacho?
— No hay problema — susurré. Lo que menos quería era ser un grosero o desagradarle a las personas con las que dormiría esa noche.
— ¿Ves que no tiene problema? — aparentemente el hombre al que el otro había llamado Yamamoto se encontraba bastante borracho esa noche — ¿Cómo te llamas chico? Yo soy Yamamoto Daichi, y el malhumorado a tu lado es Tanaka Kenta — el señor a mi lado hizo un gesto de saludo — finalmente el que está dormido a su lado es Daizen.
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Sinceramente imposible [Yaoi Death Note] (LxLight)
AcakComo decirle que no al destino, cuando este te ataca de forma imprevista, como decirle que no a un niño que nació entre toda esa adversidad y tragedia. Yo Light Yagami, creo que lo que me esta pasando en este momento es imposible, es decir ¿como es...