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Más tarde en la noche, con la casa limpia y sus hermanos dormidos, Jungwon se permitió recostarse en su cama. Felix dormitaba a su lado mientras él miraba el techo y acariciaba los finos cabellos del bebé.

Recordó la discusión que tuvo anoche con su madre. Ella se apreció totalmente borracha, consumida por la droga y oliendo muy mal. Trajo un tipo consigo, planeaban acostarse y tener relaciones en la habitación que compartía con sus hermanos pequeños solo porque la propia estaba desordenada. Jungwon se volvió loco. Era él quien se encargaba de lavar hasta la ropa interior de su madre, su habitación estaba limpia solo por él. Además ¿Cómo pretendía traumar de esa forma a sus hermanos?

Ni lo pensó cuando la echó de la casa junto a ese hombre. El tipo que también estaba borracho y muy drogado, golpeó a Jungwon y sus hermanos presenciaron el escándalo. Pudo resistir, los golpes eran típicos de una persona muerta en alcohol. No fue más que un dolor punzante en su mejilla y estómago.

Por lo menos su madre tuvo la decencia de irse.

Pero la ira le consumía de solo recordarla.

Debería ir a dormir.

En medio de su laguna mental, escuchó un ruido proveniente de la entrada. Alarmado, se levantó con cuidado de no despertar a nadie y se aproximó en silencio. Su celular empezó a timbrar y el nombre de Soobin apareció en la pantalla, tranquilizándolo al instante.

—¿Won?

—Puedo verte desde la ventana.

El mayor se sobresaltó y Jungwon rió por lo bajo. Se apresuró en abrir la puerta y se mostró la imagen de un Soobin disfrazado de pirata. Un disfraz barato pero que solo él podría lucirlo de forma que parezca caro.

—¿Qué haces por aquí, pirata que sufrió una sobredosis?

Soobin le mostró su dedo medio y le extendió una bolsa.

—He conseguido un disfraz para ti.

Jungwon arqueó una ceja y tomó la bolsa. La abrió y del interior extrajo un enterizo de piel suave color negro con unas orejas igual de peludas y un collar de gato. Inevitablemente empezó a reír y soobin se sonrojó. 

—No es un kink o algo así— aclaró antes que jungwon hablara —Es el disfraz del novio de mi hermano Jungkook.

—¿Jimin está aquí?— preguntó sorprendido. Soobin asintió —Vaya, pensé que sus guardaespaldas no le dejarían poner un pie nunca más por aquí.

Ambos se rieron y Jungwon ojeó el disfraz.

—Se ve bien. Seguro a Jimin se le ve lindo. Porque él es realimente bonito— admitió en voz alta.

—Tú también lo eres.

Si Soobin lo pensó o lo dijo ya no importaba. Todos lo escucharon.

—Gracias.

—¿Y?— se apresuró a cambiar de tema el peliazul —Vienes...te quedas...o vienes— propuso juguetón.

Jungwon hizo un puchero —Los niños están conmigo.

Soobin sonrió y negó con la cabeza señalando hacia su casa.  En la vereda se mostraban muy amorosos dos chicos que realmente estaban muy enamorados. Podía distinguir el pelo rubio de Jimin a kilómetros y la contextura enorme de Jungkook a millas.

—Ya me encargué de eso.

Jungwon arrugó el entrecejo.

—¿Planeas que cuiden de mis hermanos para que salgamos de fiesta?

—Sí— afirma Soobin con obviedad.

—No tengo mucho dinero. Quizá solo pueda permitirme una cerveza y el pa— aclaró jungwon, pensando en el proceso si en verdad estaba considerando hacer esto.

—No importa. Salgamos a divertirnos, incluso podemos pedir dulces para tus hermanos. En ese barrio adinerado hasta los dulces deben ser de calidad.

Jungwon sintió una punzada de dolor y arrepentimiento al recordar que sus hermanos no participarían este halloween como los otros porque no podía permitirse disfraces para todos. Así que, dudoso y prácticamente luego de mucha insistencias, aceptó.

—Está bien. Vamos.

Jungwon no sabía lo que le depararía el destino en adelante.

10/10 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora