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[Capítulo 1]

El principio del fin.

— ¡Dios! estoy cansado —pensó en voz alto Hongjoong para después separarse del microscopio y estirar todo su cuerpo.

Llevaba sentado en la misma posición como unas cuatro horas, sin moverse mucho, todas sus articulaciones sin duda le estaban pasando factura de eso. Al levantarse y comenzar a estirar su cuerpo, su espalda tronó y un momento después su cuello y piernas, al hacer estos sonidos una persona que estaba no muy lejos de él en el mismo laboratorio no pudo evitar acercarse y reírse un poco.

— ¡Dios! Siento que un espíritu salió de su cuerpo con solo estirarte —se burló Seonghwa. Esto lo contagió y río junto a él por los sonidos tan guturales de su cuerpo.

Seonghwa era su compañero de investigación hace ya casi dos años. Kim entró a trabajar primero por su gran conocimiento y unos meses después un recién graduado en biología de una de las mejores universidades del país igual que él apareció, eso ayudó a qué se acercarán más, siendo de la misma edad y compartiendo las mismas carreras y propósitos.

— En mi defensa valió la pena totalmente sacrificar mi espalda —le dijo Kim con una sonrisa.

Seonghwa al escuchar esto hizo un gesto de curiosidad levantando las cejas, y Hongjoong con entusiasmo lo acercó a su microscopio para que pudiera ver su descubrimiento.

— Encontré una forma de que el patógeno sobreviva más tiempo en las células, mejor dicho, que se quede allí. Cómo puedes ver, esas células que recolectamos hace cinco meses siguen intactas, y con las nuevas bacterias que les agregamos está sobreviviendo bien y hasta se potenció, solo falta probarlo en el sujeto de pruebas —finalizó Kim con orgullo y emoción.

Seonghwa quita su ojo del aparato para mirarlo sorprendido, para acercarse a su menor y abrazarlo con emoción, una risa de alegría se escapó de sus labios.

— ¡Hongjoong-Sunbae, usted es malditamente asombroso! —exclamó su compañero mientras lo abrazaba por sus hombros, a Kim esto lo avergonzó un poco y sus mejillas enrojecieron, no le correspondía por vergüenza.

Llevaban meses trabajando en este experimento aparentemente secreto. Hace casi un año los nombraron a él y Seonghwa responsables del proyecto cero, el cual consistía en investigar un extraño virus encontrado en las temibles selvas de Sudamérica, un aparente hongo que expulsaba unas partículas que son inhaladas por sus víctimas y llega al cerebro para controlarlo. Con el  pasar de los días este mataba a su portador, hacía que las células no se pudieran regenerar correctamente y que las bacterias que contenía este hongo fueran más rápidas, haciéndole imposible a infectado sobrevivir, el hongo tenía una conciencia propia, y evolucionó por su cuenta a un patógeno para infectar a animales de mayor tamaño y sobrevivir más tiempo en sus víctimas. Sin embargo, tampoco llegó muy lejos de más de una semana. Allí es donde entran ellos a todo esto. La mejor asociación de experimentación biológica llamada "Biological Experimentation" los contrató a tiempo parcial en el proyecto por sus grandes teorías y hallazgos en este campo. No les dijeron el propósito de porque querían desarrollar este virus a profundidad, pero cuando vieron la gran suma que les estarían pagando mensualmente por su cooperación y silencio no hacía falta que lo pensaran mucho. Hongjoong a veces le da miedo pensar que está haciendo algo que en el futuro pueda ser perjudicial para el país o hasta para el mundo, pero confía en que la compañía, que tiene un contacto cercano con el gobierno sabe lo que hace. 

𝘜𝘕𝘈 𝘓𝘜𝘊𝘏𝘈 𝘐𝘕𝘛𝘌𝘙𝘔𝘐𝘕𝘈𝘉𝘓𝘌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora