"Todo estaba bien...
Todo había comenzado cómo siempre ese día...
Todo el transcurso del día fue como siempre ¿por qué tuvo que pasar ésto?
Hongjoong no sabe en qué momento se fue todo al carajo. Solo recuerda qué, de un momento a otro, ya se encon...
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[Capítulo 4]
Ayudar para ser ayudado
Llevan un tiempo manejando, mientras más avanzaban se podían dar cuenta de cómo quedó la ciudad después del caos de la tarde, edificios todavía en llamas, algunas tiendas de conveniencia destruidas y saqueadas, autos volcados con equipaje, y claro, sin contar la cantidad de corredores que había, cadáveres de todo tipo, personas mayores, mujeres, niños menos animales.
Ver todo esto a gran escala le revolvía las entrañas, podía ver cómo cualquier mínimo sonido atraía a los infectados. Y la culpa volvió a caer en él, por su culpa esa anteriores personas se habían convertido en cascarones vacíos, sin corazón, alma, conciencia o otro sentido que los volviera humanos. Pensar que los ahora cadáveres vivientes que caminaban y corrían a su alrededor tenían familia, hijos, personas las cuales estaban protegiendo, o otros que los sacrificaron injustamente. Si solo tal vez él no hubiera aceptado…..
Su corazón dio un vuelco cuando pasaron por una carretera algo obstaculizada por los autos y una bestia se le lanzó a la ventanilla del auto, no podían ir más rápido por los vehículos. Miró SeongHwa con pánico, el cual también tenía la misma mirada en sus ojos.
No llevaban ni media hora conduciendo ya se les estaban acercando una buena cantidad de bestias, podía ver cómo algunas por detrás y otras por los lados. Debido a los zigzagueos del carro algunos caían y quedaban aplastados por el auto o se atoraban entre los pequeños espacios que dejaban algunos de los obstáculos. La infectada femenina que está golpeando frenéticamente con sus cabeza la ventana de su asiento, pronto quedó atrapada en entre su auto y el los espejos pequeños de unos de los autos, dejándola atrás. Cuando la vio alejarse junto con todos los demás monstruos pudo respirar, entraron a una zona más despejada de autos, pero aún así había uno que otro obstáculo de basura, maletas, infectados y cosas las cuales ya no alcanzaba a ver.
— Eso… estuvo cerca —le dijo a su amigo con el corazón todavía en la garganta.
— Si, tenía tanto miedo que esa cosa rompiera el vidrio y le comiera la cara.
— Gracias, Park. Por recordarme que casi muero otra vez —habló con sarcasmo mientras veía las manchas de sangre y fluidos que había dejado la infectada en la ventana.
La idea de tomar muestra de sangre y hacer un estudio de química sanguínea o pasarla por su microscopio, para averiguar cómo estaba su experimento no evitó pasar por su mente. Al no tener los materiales a la mano –normalmente llevaba en su bata siempre hisopos para recoger muestras– se resistió, solo volvió a mirar a su compañero.
