"Por favor espérame, incluso cuando las hojas de los árboles cambien y la primera nevada caiga, prometo que volveré"
Existen tres cosas capaces de cambiar a un ser humano: el amor, el dinero y la muerte.
El triángulo de la destrucción; adictivos, sofocantes, dolorosos.
Tan peligrosos como para matar al individuo que quede expuesto, el sufrimiento que le puedes desear solo a tus peores enemigos.
Lo suave se torna áspero, lo lento comienza a violentarse y las caricias se vuelven golpes.
Son tantos sentimientos involucrados que si algo falla no queda más que la venganza.
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El mundo de los lujos, lo extravagante y lo ilegal en Corea era dominado por "Las Tres Grandes".
Las familias más poderosas. La familia Lee. La familia Hwang. La Familia Park.
Los verdaderos negocios se hablan entre estas tres.
Vivir en este mundo te enseña unas cuantas cosas.
Desconfianza.
No desarrollar sentimientos.
Nunca bajar la guardia.
Y las cosas nunca son lo que parecen.
El peso de estas palabras llega a su cúspide cuando una vida preciada depende de ello.
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Las melodías resonaban dentro de las cuatro paredes. Uno de sus pocos lugares seguros, el gran espejo frente a él tenía un pequeño golpe en una de sus esquinas, el papel de las paredes se caía de algunos lados, y su techo... A pesar de que la pintura estuviera desgastada, seguía siendo una de las mejores cosas que sus ojos verían siempre.
Todos esos detalles eran los que le daban su verdadera belleza.
Su padre jamás se atrevería a darle un mantenimiento a ese estudio, ni siquiera intentaría pedírselo.
Le gustaba estar ahí por horas, bailar era su mejor terapia.
Lo ayudaba a evadir por unos instantes su realidad y su destino.
Toc.Toc.
Los golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos, caminó hacia su antigua grabadora para bajar el volumen.
"Adelante"
"Felix" su hermano se asomó por las altas puertas de madera "Mark quiere que bajemos a cenar con él" habló recargado en el marco de la puerta "Seguro tiene algo que reclamarnos".
"Minho" intentó sonar lo más desanimado posible "¿Puedes cubrirme? No tengo humor".
El castaño soltó un gran suspiro observando por unos segundos más a su hermano antes de hablar de nuevo.
"Lo intenté, por eso es que estoy aquí. No quiero que venga a buscarte y ocasione un desorden. Te prometo que no dejaré que sea cruel contigo" con eso último dicho, Minho le ofreció su mano desde la lejanía.
Felix sintió un pequeño pinchazo en su pecho y resignado se limpió lo más que pudo con su toalla, para después alcanzar la mano de su hermano.
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Los toques de Mark eran bruscos con la cerámica y escucharlo respirar los estaba incomodando. Felix se sentía al borde.
Los cubiertos de Mark cayeron y los dos jóvenes se obligaron a mirarlo.
"Lo diré una sola vez" limpió su boca de manera tosca "No es una petición, es una orden".
Felix sentía cómo el aire se atascaba en su garganta, pero necesitaba mantener la calma para salir lo más pronto de ahí.
"Ha surgido un trato bastante benéfico para la organización con Nicolas Park" continuó hablando sin dirigirles la mirada "No me he podido negar, ni siquiera cuando escuché lo que quería a cambio".
Se detuvo mientras sonreía cinicamente.
"¿Y qué fue?" cuestionó Minho que pretendía estar sereno sin embargo las palmas de sus manos estaban frías y sudorosas.
Siempre sintió miedo de esa mirada.
"A Felix, tu querido hermano" y sonrió, como nuca lo había visto hacerlo, sus ojos brillaban y se clavaban en Felix como navajas que dolían.
Felix dejó de escuchar su alrededor, vio a Minho alterado y gritando, intentando perseguir a Mark hasta que su grupo de seguridad lo detuvo, quizás eran las lágrimas que nublaron su vista, su cuerpo no reaccionaba y quería gritar, correr, esconderse.
¿Cómo es que él pudo hacerle esto? ¿Hasta qué punto fue más importante todo lo demás?
Eso valía tanto como para pisotearlo, tenía que ser mucho más brillante y valioso que su existencia.
Vio a Minho regresar a él e hincarse mientras sus manos pasaban de sus rodillas a su cara y su pecho intentando calmar al menor.
Poco a poco la voz de su hermano se aclaró.
"Tranquilo Felix" llamó Minho al borde de las lágrimas "Nunca voy a dejar que ese hombre te ponga un dedo encima, primero tendrá que pasar sobre mí".
Los llantos de Minho se hicieron más sonoros pero ahora estaban acompañados. Felix también lloraba.
En ese momento el poder y el dinero pesó más que la familia.
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VENDETTA | MINSUNG
AcciónExisten tres cosas capaces de cambiar a un ser humano: el amor, el dinero y la muerte. ¿Qué pasa cuando las tres cartas están sobre la mesa?
