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CAPÍTULO 1

El cabello rubio de Kara molestaba en su nariz, su mata dorada sobre el blanco de la almohada brillaba con los rayos de sol que entraban por la ventana. La sabana blanca con detalles dorados y azules apenas cubría de la cintura para abajo y la piel levemente bronceada de la mujer la llamaba a besar y lamer. Lena estiró la mano y con las yemas de los dedos acarició la piel de la mujer junto a ella, ¿cuánto tiempo pasaría hasta que pudieran estar así otra vez?

La mujer a su lado se estiró y bostezó, Lena sonrió bastante consiente de que ahora podría besar a la mujer y obtener respuesta. Kara se dio la vuelta y la miró.

- ¿No duermes? –preguntó frotándose los ojos y luego pasando sus dedos por su cabello rubio enredado durante la noche.

- Sí, desperté temprano –respondió Lena mientras con cuidado quitaba una lagaña del rostro de la otra mujer

- ¿Otra vez las pesadillas? –cuestionó con curiosidad. Lena negó con la cabeza y dijo;

- Solo muchas cosas en mi mente, nada de qué preocuparse

- Sabes, en mi experiencia cuando dices eso en realidad tenemos que preocuparnos –dijo medio sonriendo, en cambio Lena volvió a negar y se acercó y la besó. Sus labios eran suaves gracias a las cremas que se ponían constantemente y aún mantenían un ligero sabor a frutillas de la noche anterior, la tomó por la cintura girando el cuerpo para que la otra mujer estuviera sobre ella, sus piernas se entrelazaron mientras el beso se intensificaba mordiéndose y chupando los labios buscando saciar el deseo. –Te amo –dijo entre beso y beso, Lena besó el cuello de Kara y chupó con fuerza mientras gruñía sin poder evitarlo provocando un jadeo y dolor de la otra mujer.

- Lo siento cariño –murmuró separándose y buscando el lugar donde había chupado, Kara movió su cabello a un lado –mierda

- ¿Qué? –preguntó preocupada

- Me he pasado de fuerza, tienes una marca –explicó mientras tocaba suavemente el lugar afectado en el cuello

- Bueno, ha dolido mucho, pero vale la pena –dijo sonriendo, Lena negó sonriendo y la besó nuevamente pero esta vez con suavidad.

- ¿Ocasionará algún problema?

- Tendré que ponerme ese vestido verde con cuello alto que me obsequiaste el otoño pasado –Kara dijo con una gran sonrisa en el rostro, sabiendo de ante mano que a Lena le encantaba que utilizara los obsequios que le hacía, Kara era feliz haciendo feliz a la otra mujer.

- Me encanta como te queda ese vestido, podríamos encontrarnos más tarde durante la puesta en las terrazas –sugirió Lena

- Suena perfecto, cariño –sellaron sus planes con un beso y caricias. –Deberíamos levantarnos –dijo Kara

- Lo sé, pero podríamos quedarnos otros cinco minutos besándonos –Kara se rio y se alejó poniendo sus palmas sobre los hombros de la pelinegra, negó sonriendo

- Sé que tus cinco minutos significa al menos media hora de sexo

- ¿Y no lo quieres? –preguntó arqueando una ceja, Kara volvió a reír

- Claro que sí, pero quedé en tener un desayuno con la reina madre. No puedo llegar tarde

- Puedes, pero no debes.

- Exacto –Kara se levantó de la cama mostrando su desnudez y Lena rápidamente la persiguió haciéndola girar, la besó con fervor y deseo, su lengua invadió la boca de la rubia y luego mordió su labio y chupó, la soltó y le dio un último beso en los labios y se alejó sonriendo. –¡Eso es cruel Lena! –gritó viendo como Lena entraba en el cuarto de baño

Su majestad, la reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora