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Perspectiva n°1

Era una mañana común y corriente para la familia Yang, los adultos de esta familia tenían una reunión de negocios como cualquier otra con unos empresarios de Corea del Norte, los Hwang, con la única diferencia que prácticamente obligaron al menor de la familia a asistir a esa reunión, normalmente el menor no asistía a esas reuniones, por varios motivos, uno de ellos era el cual de que era aburrido; puro pablarerio, y además porque no le interesaba, si bien era heredero del negocio de sus padres, no es que le llamase mucha la atención.

-Por décima vez Jeongin ¿te puedes vestir decente?- dijo la señora Yang

-¿Para que? Si no quiero ir, además ¿Porqué me llevarán ahora, si jamás me llevan?- respondió el pelinegro

-Demasiadas preguntas y nada de actitud Jeongin- se quejó la madre

Al final de todo Jeongin se terminó cambiando decente, cómo se lo ordenó la madre y fue a esa estúpida reunión que tanto le insitian por ir.

Al llegar vio a la familia Hwang, los saludo cordialmente con una reverencia y, al levantar la vista lo vio, vio a un chico mas alto que el, quizás le quitaba una cabeza, castaño y con el cabello largo tenía unas mechitas grises que lo destacaban, no se veía como el típico chico hijo único mimado con los padres empresarios y lo más ricos de toda Corea del Norte, al contrario se veía como un chico común y corriente, como cualquier otro, estaba detrás de sus padres, era obvio que no quería ir, vaya ya tenemos algo en común, pensó, y en ese momento pensó que tal vez había encontrado a su alma gemela, si era que eso existía.

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