𝒙𝒊. 𝘁𝗵𝗲 𝗲𝗻𝗱 𝗶𝘀 𝘁𝗵𝗲 𝗯𝗲𝗴𝗶𝗻𝗻𝗶𝗻𝗴

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𝖢𝖠𝖯𝖨𝖳𝖴𝖫𝖮 𝖮𝖭𝖢𝖤 | 𝗘𝗟 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟 𝗘𝗦 𝗘𝗟 𝗖𝗢𝗠𝗜𝗘𝗡𝗭𝗢

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𝖢𝖠𝖯𝖨𝖳𝖴𝖫𝖮 𝖮𝖭𝖢𝖤 | 𝗘𝗟 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟 𝗘𝗦 𝗘𝗟 𝗖𝗢𝗠𝗜𝗘𝗡𝗭𝗢

───¡Felicidades! Si en el tren dije que eras bobo con esa ropa lo eres más.───Aleen bromeó con una sonrisa divertida en su rostro. Estaba intentando todas las maneras posibles de distraer a Tewksbury de los nervios.

En este momento los dos chicos estaban en el lugar donde se haría la reforma, todo había sido un éxito.

¿Qué pasó en basilwether?

Cuando los cuatro llegaron a la mansión se consiguieron el mismo hombre del sombrero, el que intentó asesinar a Enola unas dos veces y el mismo que intentó matar a Aleen y a Tewksbury en más de una ocasión, ese tipo murió.

Oh, resultó que la verdadera villana de la historia era la abuela de Tewksbury.

¿Quién iba a pensarlo no? Definitivamente ella no estaba en la lista de posibles culpables que Aleen había hecho antes de llegar a la mansión.

Pasaron muchas cosas más, entre ellas Brigitte resultó herida de gravedad, por ahora se encuentra en el hospital siendo cuidada por Enola quien en ningún momento se quiso separar de ella.

Eso en definitiva le afectó a las dos hermanas, pero bueno, hoy era un buen día. Tenía que tener en cuenta lo positivo y no lo negativo, después de todo, ese era su rol de hoy.

Animar a Tewksbury quien por fin iba a ser dueño de la camara de los lores.

───Sabes que es mentira, te ves como un...¡ogro!───Bromeó intentando aligerar la tensión.───pero uno muy apuesto.

───¿Ah, si? Pues tu siempre te ves más linda que un ogro apuesto.

Esas simples palabras de coqueteo extrañas sirvieron para que las mejillas de Aleen hirvieran y se tireñan de un rosa que a los ojos de Tewksbury la hacia aún más bonita.

───La votación es en unos minutos, ¿puedes creerlo?───Tewksbury cambió la conversación cuando se dió cuenta de que Aleen parecía un tomate que iba a estallar.

───No debo hacer una reverencia, ¿verdad?

───Pues... técnicamente si, solo que nunca lo hiciste, supongo que porque eres Aleen───Soltó una risita.───¿Estás bien? ¿Estás cómoda? ¿Estas a salvo?

───Pues si, nos mudamos con la recompensa que nos dió tu madre.

───La cual no querías aceptar───Recalcó con una sonrisa traviesa en sus ojos.

Ese día Tewksbury parecía que en cualquier momento le pondría una pistola a Aleen y le iba a decir "si no aceptas te mato y cabo el dinero contigo en tu tumba".

───Sabes que madre les tiene un cuarto preparado por si quieren ir un día, ¿verdad?───El Vizconde estaba "loco" porque la chica se fuera a vivir a su hogar, sin embargo, como era de esperarse ella siempre se negó.

───Claramente no me conoce.

Sonrieron los dos.

Era una sensación extraña, nunca lo habían sentido con otra persona, ese sentimiento solo les invadía cuando veían al otro. Aleen sentía que en cualquier momento estallaría de ternura y Tewksbury de los nervios que le generaba verla tan bella.

───Y...¿si yo te lo pido?─── Tewksbury tomó la mano de Aleen. Su tacto tan suave, parecido al de un bebé hizo que el próximo Lord quisiera pegarla a él y nunca soltar la mano de la pequeña Holmes.

───Tal vez...lo pensaría.

───¿Cuando te volveré a ver?───Preguntó con las ganas de nunca despedirse de ella.

Aleen no podía negar que ella se sentía igual, su corazón le pedía a gritos salir de su cuerpo e ir directo a las manos de Tewksbury, sin embargo, como todo en la vida, nada es para siempre, y mucho menos perfecto.

───No lo sé, tal vez te envíe cartas a Basilwether.───Fue eso lo que pudo responder, por alguna razón esa pregunta la había dejado fuera de base. No tenía una respuesta en concreto, en este momento la vida de Aleen no tenía un sentido fijo, o tal vez su corazón si, pero su mente no.

───Y yo, a dónde sea que te encuentres. ───Tewksbury dirigió sus manos entrelazadas a su mejilla.

───Sabes que no me olvidaré tan fácil de ti, vizconde Tewksbury marques de basilwether.───Aleen bajó la mirada, por alguna razón sintió esto como una despedida, tenia un sabor amargo en su boca y sentía sus ojos cristalinos.───Pero debo irme Enola me está esperando.

Tewksbury analizó el rostro de Aleen lo que pensaba que sería una última vez, la castaña no era la única que sentía esa impresión que los dos se estaban despidiendo, el también pensaba que era así. No pudo evitar soltar un suspiro, definitivamente Aleen Holmes había entrado como una flecha a su corazón.

───Espero volver a verte, próxima vizcondesa.





Y ahora la muchacha se encontraba camino a su departamento, había ido al mercado para encontrarse con Enola quien estaba a su lado.

───Tienen visitas───El dueño se acercó a las Holmes con una pequeña sonrisa en su rostro.

El rostro de ellas cambió a una mueca.

───Gracias, por avisar───Respondió Aleen mientras tenía en mente quien podia ser, la unica persona que conocía la dirección del lugar donde se estaban hospedando era Brigitte.

───¿Quién crees que sea?

───No sé, ¿tal vez Bri que ya salió del hospital o algo? Ya sabes, recibí una carta de ella diciendo que estaba en su casa.

───Ojalá y sea ella───Se animó la castaña así que con una sonrisa abrió la puerta.

La persona que estaba tras ella las dejó petrificados por un momento. No reaccionaban, estaban simplemente heladas, no esperaban encontrase con su madre tan "pronto".

Entonces su cuerpo se relajó, Aleen chilló de la felicidad.

Corrió lo las rápido que su metabolismo se lo permitió y con los ojos llorosos como si fuera un koala se abrazó al cuerpo de su mamá, se sentía como una niña desprotegida, sin embargo, los brazos de su madre tan calidos como siempre hicieron que volviera a sentir el calor maternal.

Entonces Aleen decidió ponerle fin a su historia llena de aventuras, ya todo estaba en paz.































O eso fue lo que ella creyó.







𝐇𝐎𝐋𝐌𝐄𝐒 ; t𝖾𝗄𝗐𝗌𝖻𝗎𝗋𝗒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora