5. oicneliS

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—Enserio, déjalo ya

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—Enserio, déjalo ya. —dijo Changbin mientras se tapaba hasta la coronilla con las mantas— Apaga la luz y vete a dormir, mañana puedes aceptar que estas alucinando.

—Te digo que alguien nos está espiando, joder. —siguió insistiendo Seungmin antes de asomarse de nuevo por la puerta de la recamara.

Había transcurrido una semana desde la primera vez que vio al muchacho de ojos verdes. Seungmin sabía que no se trataba de una alucinación por pasar tanto tiempo en el subterráneo, y su seguridad constaba por el par de veces donde volvió a pillar al intruso mientras los observaba entrenar.

Pero esta persona era rápida y escurridiza, y Seungmin siempre terminaba por equivocarse entre la maraña de laberintos.

—¿Qué tengo que hacer para que me dejes descansar en paz? —el castaño fue directo con su pregunta. — Puede que Jeongin y Minho duerman bien incluso en medio de un huracán, pero te aseguro que mi sistema no funciona así.

—Y eso es genial, porque tus ronquidos son insoportables.

Changbin se descubrió el rostro con indignación, y después, para sorpresa de Seungmin, bajó de la litera y se hizo a un lado de este mientras se cruzaba de brazos.

—¿Qué te hace pensar que alguien va a espiarte a las dos de la madrugada?, incluso los ladrones deben descansar.

—No puedo dormir sabiendo que nos están observando. —declaró con sinceridad el azabache.

Seungmin había escuchado a alguien merodeando por los túneles secretos hace un par de noches, y desde entonces estaba batallando por dormir con un ojo abierto, a la espera de que algo más ocurriera mientras se suponía que todos descansaban.

Lo peor era que después de eso, el extraño rubio no volvió a aparecer. Y eso solo consiguió poner más nervioso a Seungmin.

—Andando.

Changbin empujó a Seungmin para que saliera, y después apago la luz de la habitación para salir al tenebroso pasillo junto a su compañero.

Los túneles subterráneos eran fríos la mayoría del tiempo, sin importar que estuviera muchos metros por debajo del castillo real. Pero lo anterior fue fácilmente ignorado por ambos aprendices justo cuando comenzaron a caminar por el túnel, completamente descalzos y sin ningún abrigo que los cubriera.

La caminata pudo seguir siendo calmada y silenciosa, de no ser porque Changbin puso su brazo frente a Seungmin para que frenara de golpe.

—¿Lo has escuchado?

Seungmin negó, pero se quedó estático en su sitio mientras agudizaba el oído.

Eran sonidos huecos y pausados, pero al rato se transformaron en pisadas un poco más perceptibles.

Seungmin y los tres mosqueteros || HYUNMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora