12. sehcoN

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Regresó a la habitación con la respiración acelerada. Su presencia tomó por sorpresa a cada uno de sus compañeros de entrenamiento, pero ninguno preguntó la razón por la cual había llegado sin Hyunjin. Lo único que logro causarles cierto desconcierto a los reclutas fue ver a Seungmin comenzando a empacar todas sus cosas a un ritmo alarmante.

—¿De verdad piensas que es lo correcto?

Las manos de Seungmin luchaban contra la única mochila que tenía para lograr que el espacio le diera lugar a toda su ropa, pero aun así se tomó unos segundos para mirar a Changbin, incapaz de ver más allá y encontrarse con las caras tristes de Jeongin y Minho.

—¿Debería dudarlo? —le preguntó Seungmin.

—No sé que ocurrió allá arriba, pero es ridículo que te vayas tan de repente y sin razones suficientes.

—Sabes que ahora tengo una razón. La conociste incluso antes que yo, Bin.

Se quedó de pie, observando como Seungmin le cortaba la disputa para continuar preparando la maleta. Changbin y todos los demás sabían que pelear con alguien como él resultaba complejo, e incluso una pérdida de tiempo. Sin embargo, querían hacer el intento si eso les daba una última oportunidad para que se quedara.

Para que no dejara ir la primera razón que tuvo para quedarse en esa ciudad tan extraña, para que no lo obligara a conocer despedidas improvisadas.

—¿Qué ha pasado con Hyunjin...? —preguntó Minho por lo bajo.

El pelinegro logró escucharle antes de cerrar su mochila y colgársela al hombro. Aún le faltaba hacer un par de cosas antes de salir al exterior y tomar el tren que acabaría con todo.

—Lo vi en el castillo —susurró con una tétrica sonrisa temblorosa— Y no se pareciera en nada al chico infortunado de la pintura. Hyunjin se veía como todo un príncipe ideal, como si no perteneciera a ningún otro lugar que no fuera ese.

La imagen seguía reproduciéndose en su cabeza, justo como esas buenas melodías de la capital que son odiadas por tanto escuchar.

No sé sorprendió que Jeongin y Minho actuaran como si entendieran de lo que estaba hablando, pues Seungmin estaba seguro de que Changbin ya los había puesto al corriente de todo lo que concernía al nuevo príncipe de Leus. A fin de cuentas, era claro que el castaño no podría guardar más secretos, mucho menos a sus mejores amigos.

A Seungmin no lo seguían secretos, así que solo le quedaba escapar de su problema, ese que llevaba formándose en su anatomía hace poco, pero se negaba a desintegrarse.

—Entonces pensé que él tenía justo lo que merecía después de todo lo que tuvo que vivir. —Seungmin bajó la voz cuando sus ojos volvieron a arder— Y ahora pienso que no puedo quitarle nada de eso. Entendí ciertas cosas, y supe que debía salir de esta ciudad. Eso es todo.

Seungmin y los tres mosqueteros || HYUNMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora