✨Capitulo 9✨

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Lorenzo

Sábado.

Para las personas normales, los sábados son para descansar, salir con amigos y pasarlo bien.

Pero como yo no soy una persona normal...

Para mí los sábados, son los días más estresantes de la semana (a no ser que tenga un examen), por la simple razón de que mis primos me visitan, si, mis hermosos y adorables primos (Nótese el sarcasmo)

¿No te pasa que siempre tienes unos primos que siempre que te vistan prácticamente destruyen todo a su paso?

No sé tú, pero a mi si me toca afrontar esos dos mini – diablitos, Ada y Aidan.

Dos pequeñas criaturas, de seis años y no pasan de un metro treinta de altura y pueden causar un gran desastre en menos de treinta minutos, créeme, que habitación y yo lo sabemos por experiencia.

En fin, he estado todo el día tratando de sobrellevar la situación, hasta llegar el punto de ir a un estúpido parque infantil de mierda, donde casi acaban con medio parque.

Y ahora estoy al frente de la casa de Chloe, después de una ducha muy larga, para tratar de quitar toda la escarcha rosa que Ada me echo en todo el cabello y cada vez que me paso la mano por el pelo sale totalmente escarchada.

Luego de haber tocado el timbre, simplemente rezo para que la Sra. Miller –Alias: La Sra. Cara e culo- y por los vientos que soplan.

O mejor dicho las cara e culo que se asoman. La Sra. Miller es la que abrirá la puerta.

¡Dios, que he hecho yo para merecer esto!

No me hagas contestar eso, porque no terminamos nunca de enumerar las cosas estúpidas que has hecho en tu vida.

Oh, cállate

Al fin y al cabo entro sin cruzar palabra la dichosa Sra. Miller y me dirijo directamente a la habitación de Chloe antes de que me termine de acribillar con la mirada.

Toco la puerta un par de veces, escucho un ¨Pasa, está abierto¨ por parte de Chloe, cuanto abro la puerta, me encuentro con ella, está sentada en su escritorio, al frente de su laptop, con unos auriculares al lado de una libreta.

Su cabello rubio está recogido en un moño desordenado, con algunos mechones rebeldes saliendo de él, que le dan un aspecto más desprolijo.

Tiene puestos unos lentes, al parecer son de lectura, porque nunca la había visto con ellos. Tiene puesta una camisa de tirantes, color vinotinto por cierto, junto una chaqueta de jean y un pantalón negro.

Apenas cruzo la puerta esbozo una sonrisa, la cual ella trata copiar, pero solamente llega a una mueca. Tiene la nariz roja y los ojos hinchados, como hubiera estado llorando. Esto no pinta bien.

- Chloe ¿Estas bien? – le pregunte y luego me di cuenta que he tenido que pasar situaciones similares

Estábamos llegando del entierro de mi madre e inmediatamente Justin cruzo la puerta de la entrada, salió corriendo a su habitación y se encerró allí.

En el trascurso del día, yo ya había insistido varias veces para que me dejara entrar y hablar con él, a todas estas me dio que no y me mando a la mierda y lo deje en paz por un rato

Ya dadas las seis de la tarde, lo volví a intentar y esta sería la última vez que lo hacía por hoy, así que toque un par de veces la puerta y dije:

- Justin, entiendo que estés pasando por un mal momento, en realidad todos estamos pasando por un horrible momento y... - Quedo con mi discurso a medias ya que Justin me abre la puerta e inmediatamente se dirige a escritorio, tiene la laptop encendida y está completamente despeinado y todavía no se ha quitado la ropa del funeral.

- Anda con tu maldito discurso lastimero a otro lado – espeta Justin, sin apartar la mirada de la laptop – y deja de joder, que ya me tienes hastiado.

- Te dejo pasar las malas palabras porque no es momento para regaños...– le advierto, tratando de no quebrarme al darme cuenta que está viendo las fotos que nos tomamos con mamá en las vacaciones de hace 3 años.

- Lorenzo, en serio, deja de tocar a mi puerta hasta que parece que la vas a derrumbar – musita, mirándome a los ojos por primera vez desde que llegamos del funeral y reparo sus ojeras al igual que sus ojos rojos e hinchados.

Es demasiado notable el dolor y la tristeza en su mirada, en sus ojos marrones, que son iguales a los de mi padre.

- Deja de gritar como un loco tratando de que salga de la habitación y deja decirme discursos ridículos a través de la maldita puerta –sigue diciendo y lo único que hago es asentir con la cabeza, rindiéndome – Que no funcionan, no consuelan ni ayudan en nada, ahora por favor déjame solo.

Salgo de la habitación con la cabeza gacha y termino encerrándome en la mía, tratando de recordar el momento en el que cambio tanto.

En qué momento paso a ser una persona graciosa, alegre y divertida, a una a la que sencillamente le vale tres hectáreas de mierda lo que le pase al mundo o a las personas a su alrededor.

Yo denominaría a Justin como una persona vacía de sentimientos algunas veces (como cuando se nombra a mi madre) y también una persona que ha perdido todo rastro de alegría.

Y actualmente aunque no lo demuestre se siente solo, a pesar de tenernos a mi padre y a mí, la única persona que lo hacía sentir completamente seguro, a pesar de no tener el 100% de su cariño, lo abandono sin ningún tipo de remordimiento y ahora esta tres metros bajo tierra.

- Sí, estoy bien – dice Chloe dudando un poco y sorbiendo su nariz – Bueno si el termino ¨estar bien¨ abarca el concepto de ¨creo que me secare de tanto llorar¨ entonces estoy bien.

- Entonces formulo mejor mi pregunta – digo aclarándome la garganta - ¿Cómo estás?

A Chloe no la dejare sola como a Justin.

No me equivocare dos veces de la misma manera y hare todo lo posible por ayudarla.

- Mal, la verdad muy mal... pero no viniste a verme llorar y a perder el tiempo...

- A mí la verdad no me incumbe, me dirás metiche y de paso nos conocemos hace poco tiempo – Digo caminando hacia el escritorio, quedando al frente de Chloe y me agacho para quedar a su altura – pero si necesitas alguien con quien hablar, desahogar o simplemente un amigo yo estoy aquí.

- Pero tu viniste a terminar el trabajo, no a verme llorar a moco suelto, porque eso es lo que pasara si me desahogo ¿lo entiendes? – Advierte

- No me importa el ensayo y lo de los mocos es lo de menos – bromeo – pero es enserio, desahogarse no es perder el tiempo, es quitarse un peso de encima.

- Nos vamos a atrasar...

- No importa, eso se soluciona después, pero si tú dejas que pase más tiempo te va a ahogar lo que sea que te está haciendo llorar – digo limpiando una lágrima que recorre lentamente su mejilla.

– Si en este momento necesitas un amigo para desahogarte, un paño de lágrimas, un compañero de clases para leer todos los putos libros de Shakespeare o simple compañía aquí voy a estar.

– Tú nunca serás simple Lorenzo.

– Y tú nunca más estarás sola, porque aquí tienes un amigo en las buenas y en las malas.

– Gracias

– ¿Porque?

– Por ser la única persona que me apoya sin perjuicios.

La Verdadera Felicidad [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora