2. La promesa.

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N Ú M E R O D O S

Ginna, 15 años.

La botella gira hasta detenerse en...

Uy, Dan y Yeray.

Tienen que besarse, pero antes deben jugar a piedra papel o tijera, si a la tercera el chico gana, el beso será atrevido y casi pornográfico si así lo desean, si la chica gana entonces queda bajo su criterio, el beso podrá ser como ella guste.

Pero todos sabemos que tratándose de Dan ninguna chica querría un simple casto besito.

Empiezan, primero gana Dan, luego Yeray y a la tercera... Yeray.

Podría resumir los siguientes acontecimientos en una palabra... o bueno, dos: jodidamente salvaje.

Claro que Yeray no iba a contenerse, no siendo la novia oficial de Dan.

Escucho cómo alguien gime en angustia a mi lado.

René está toda apachurrada en su lugar, una leve y contenida expresión de angustia surcando sus juveniles facciones. Ella... pasó de un me gusta Dan a un me enamoré de Dan.

Y sí, tenemos apenas quince benditos años, pero supongo que es el poder del primer amor, uno muy doloroso para ella. Desde aquel día en Mocca cuando él le dió una breve mirada, no hubo poder humano o sobrenatural que quitara a Dan Hansson de su mente.

Así que supongo le supone una tortura ver a la persona que quiere lamiendo el esófago de otra chica.

Luego de ese espectáculo y de unas cuantas palabras de aliento para René, toca girar la botella otra vez.

Oh no.

Maldita sea.

René y Trenor.

Trenor no es un mal chico, de hecho su personalidad es fresca y animada, el problema está en su peculiar atracción hacia mí, por eso no me extraña para nada su cara de decepción al ver a su pareja.

Además de piedra, papel o tijera está vigente la opción de declinar el reto a un módico costo de diez Greennos para cada participante por parte de quien no quisiera seguir.

Así que Trenor decide pagar a cada uno no sin antes pedir disculpas a René alegando que no es nada personal, que tiene razones más fuertes para no querer besarla. Ella por su parte no se molesta en lo más mínimo porque tampoco tiene interés en besar otros labios que no sean los de Dan.

Dan, Dan, Dan... hasta en la sopa me sale.

Ruedo los ojos imperceptiblemente.

Es el turno de Trenor de girar la botella, da vueltas, da vueltas, más vueltas, muchas vueltas hasta que...

Vaya, las flores.

Dirijo distraídamente la vista hacia unos maseteros que dan más lástima que otra cosa, con un desierto seco y feo como plantas en ellas. A diferencia de otros días y como pasó aquella misma noche, han cobrado vida de la nada.

¿Sólo yo lo noto?

Cuando vuelvo mi atención hacia el juego otros dos chicos están besándose, no los conozco, creo recordar que ella es un año mayor a nosotros y el chico está ya casi por salir del colegio. Creeeo.

Pero sucede algo extrañísimo, es como un corte en el tiempo, los chicos dejan de besarse, ambos se miran muy sorprendidos, como si hasta ese momento cayeran en cuenta de lo que están haciendo. Los demás por su parte parecen alertas, sorprendidos también.

Una Luna Para El LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora