Capítulo 3

890 49 18
                                    

Habían pasado apenas unas horas desde que había despertado, su cuerpo le dolía demasiado como para intentar hacer algo, se había quedado acostado en el piso viendo a la nada. Volvió a romper en llanto recordando por lo que había pasado el día anterior, reprochandose principalmente que había sentido placer.

¿Realmente lo disfruto? ¿O solo había sido una reacción de su cuerpo a los estímulos?

Cerró los ojos con fuerza tratando de pensar en otra cosa, recordó a los adeptus haciendo que le doliera el estómago, no tenía a nadie que no fuera el viajero que lo buscará, todos creían que estaba muerto al menos como Rex lapis, y nadie lo conocía como Zhongli más que los Fatui.

Paso el día arrepintiéndose de cada una de sus decisiones, torturandose mentalmente por no haber hecho caso a las últimas palabras del viajero cuando hicieron ese magnífico plan para emboscar a Tartaglia, se confió de más y las cosas se le habían salido de las manos, nunca pensó que Childe fuera capaz de hacer algo como eso, ya que siempre se expresó mal de los métodos de Signora o cualquier otro heraldo.

Había perdido la noción del tiempo, de vez en cuando sentía oleadas de dolor sobre su cuerpo que hacían parecer que el tiempo se detenía, se le habían secado los labios y su estómago rugía con fuerza, le dolía la cabeza por el hambre y la sed.

El frío lo hacía tiritar cuando se colaba una que otra ráfaga de viento en el cuarto, dejó de sentir sus manos por la posición y la única distracción que tenía de sus pensamientos era contar las pequeñas basuras que se encontraban en el piso.

Grito esperando respuesta pero solo se lastimo la garganta terminando nuevamente en una terrible depresión, también había intentado invocar energía Geo pero cuando lo intentaba el dispositivo en su nuca le causaba un punzante dolor que tardaba en quitarse, haciendo que se desmayara en alguno de los intentos

Tartaglia lo había atado nuevamente al pie de la cama haciendo que no pudiera cambiar de posición.





Había ido al banco del norte para arreglar algunos papeleos y organizar algunas tropas para realizar algunos atracos, se encontraba en su oficina cuando escucho un alboroto en el recibidor del banco interrumpiendo sus pensamientos.

-¡Childe! ¡Childe!- escucho la fastidiosa voz de la hada compañera del viajero que lo llamaba a gritos, suspiro pesadamente, terminó de arreglar algunos papeles y salió de su oficina dando la mejor cara.

-¡eh! Paimon, Aether cuánto tiempo sin vernos, ¿Los puedo ayudar en algo?- dijo con tono alegre, saludandolos con la mano.

-No te hagas el amigable, sabemos que has estado atacando a los comerciantes por dinero- dijo Paimon con voz molesta volando enfrente de él, le sonrió con inocencia haciendo que Paimon se cruzará de brazos furiosa.

-Es trabajo, si solo vinieron por eso, con permiso- dijo dirigiéndose a la entrada del banco pero una mano lo sostuvo, volteo y era Aether, se veía preocupado -¿Qué sucede?-

-Es Mr. Zhongli, no lo hemos visto hace varios días desde que...- se quedó callado, ante la declaración que iba a hacer, si bien el sabía que la intención de los dos era emboscarlo cuando dió la retirada no fue visto en la escena así que supuso que solo había quedado en un fracaso, alzó una ceja esperando a que el viajero hablara

-Sa.. sabíamos que estabas detrás de los altercados pero siempre que veníamos al banco para hablar contigo no estabas así que pensamos que estarías con los Fatui que estaban causando problemas, él dijo que iría solo para abarcar más terreno y así poderte confrontar pero no regresó- dijo dudando si dar toda esa información era buena idea.

-No sé en dónde está- dijo cortante -no lo he visto desde que le dió a Signora su gnosis- mintió, hizo una ligera mueca de incomodidad al ver la decepción y preocupación creciente en el rostro de Aether, se sintió culpable una parte de él quería borrar lo que había pasado y otra más grande quería repetirlo, suspiro y tomo a Aether por los hombros -él es una persona extremadamente fuerte sin contar que es un arconte, seguramente esté disfrutando su libertad visitando todos los lugares a los que quería ir- le sonrió tratando de convencer al chico, el cual asintió con la cabeza aún desganado, le dió una palmadita en el hombro para después soltarlo y dirigirse a la entrada.

Estocolmo (Tartaglia x Zhongli)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora