Capítulo 14

3.1K 189 38
                                    

Me desperté a la mañana siguiente con un fuerte dolor de cabeza. Era de esperase, recién me habría quedado dormido como a las tres de la mañana. Los diez minutos que estuvimos en la ducha se repetían una y otra vez dentro de mi cabeza.

Reconocí que tentar a Heylan como lo hice ayer no fue la correcta; sin embargo, funcionó. Estaba confirmado, Heylan también se sentía atraído hacia mí, no sabía desde cuándo, pero lo sabía. Por mala suerte, Heylan también estaba sufriendo con la culpa al igual que yo, es por eso que no quiso penetrarme.

Heylan se sentía culpable: tal vez porque se estaba sintiendo atraído hacia un menor, tal vez porque se enrolló con un chico de diecisiete años...¿Y qué? La edad es solo un número. En ningún momento me violó; todo fue conceptuado. Yo era lo suficiente maduro para saber lo que quería.

Anhelaba a Heylan Griffin.

Cuando Heylan estaba conmigo, era como si todos mis problemas se desvanecieran. Cuando estaba a solas con él, era como si todo lo demás no importara. No sé lo que sentía: amor, deseo, no lo sé. Lo que sí tenía bien en claro, es que Heylan se volvió una necesidad para mí. Lo necesitaba.

Fue entonces cuando decidí que íbamos a culminar lo que empezamos en la ducha. A la mierda las leyes estúpidas, en unos meses iba a cumplir dieciocho, ¿acaso eso iba a cambiar algo en mí? "Es una estupidez". Heylan, con cuarenta y siete años, era mucho mejor que cualquier otro idiota de mi edad.

Heylan era al hombre que quería en mi vida. Yo le atraía, él me atraía, podíamos estar juntos y mandar al carajo al homofóbico de Emilio y a la sociedad que nos juzgaría. Ya nada me importaba.

De pronto, me estremecí al ver como la puerta de mi cuarto se abrió. Heylan había entrado, estaba vestido con los típicos ternos que usaba, se hallaba tan atractivo como siempre.

Se me cruzó la idea de que quizás había razonado y pensaba igual que yo, que ya no sentía culpa ni nada por el estilo...Claro que todo eso no era verdad, pero anhelaba que así fuera.

Heylan se quedó parado a unos cuantos metros de mí, viéndome con esa mirada que hacía que mi cuerpo tiemble. Arrugó su frente, su mandíbula se contrajo, sus ojos seguían clavados en los míos.

—Voy a regresar en la tarde, y vamos a ver departamentos. No vas a estar más tiempo aquí.

Aquello fue peor que recibir un balazo en el abdomen. Mis órganos hervían por dentro. Sentía como el sudor emanaba por todo mi cuerpo.

—Heylan...

—¡Cállate! —Gritó, mirando de un lado a otro temiendo de que haya gritado muy fuerte. Emilio ya debía de estar en la universidad, pero Milagros de seguro ya se encontraba limpiando la casa.

—Por favor, no me dejes.

—No me vas a manipular Aniel —comenzó a decir en voz baja mientras entraba y cerraba la puerta—. Lo que pasó ayer fue un acto criminal, podría ir a prisión si alguien se entera. Eres un niño maldita sea, eres como mi hijo —dijo con voz solloza, sus ojos estaban inyectados de sangre, sus lágrimas se deslizaban por su perfecta piel—. Estás convirtiendo mi vida en un tormento. Lo mejor para los dos es que nos separemos. Te voy a ayudar, pero si sigues insistiendo en quedarte, voy a tener que sacarte a la fuerza, y te quedarás solo en la calle. Tú eliges.

Ansiaba poder decirle todo lo que tenía pensado. En hacerle entender que lo necesitaba, que lo anhelaba, que quería estar con él...Pero al verlo así, tan destruido, tan culposo; simplemente no pude. Yo había ocasionado que esté así, no podía seguir haciéndole más daño.

Con todo el dolor, opté por decir:

—Está bien.

—Muy bien, gracias. Espérame listo a las tres —dijo, abrió la puerta y se fue.

Me dolía hasta el alma. Me iba a separar de Heylan, jamás lo iba a tener conmigo otra vez. Heylan no solo se sentía mal por la atracción sexual por un menor, sino también porque me consideraba un hijo, y sentía que estaba cometiendo una atrocidad. Yo no lo consideraba así, para mí fue lo más espectacular que pudo pasarme en estos años. Estar con él sería lo mejor que lograra sucederme; sería feliz con aquel hombre que me hacía sentir como si estuviera en las nubes... Pero, ¿cómo hacerle entender eso? La verdad es que iba a ser muy difícil.

No sabía qué hacer. Tenía dos opciones: dejar en paz a Heylan y continuar con mi vida, o intentar seguir permaneciendo al lado de él y convencerlo de que podemos estar juntos.

"Mi Heylan, lo quiero solo a él" No me imaginaba vivir una vida sin él. De hecho, sería mejor morir en vez de vivir alejado de su presencia.

Quizás estés pensando que solo soy un loco obsesionado con un hombre, pero no, no era una obsesión...¿Verdad?

De todas formas, decidí por la segunda opción. No me iba a rendir hasta que aún existiera una posibilidad de que ambos podamos seguir estando juntos. Lo iba a convencer en dejar de sentirse culpable, en que vivamos nuestras vidas sin temor a lo que opinen los demás. Yo aprendí eso cuando descubrí que era gay. Sí se puede, y lo iba a conseguir.

"No te vas a escapar de mí"

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

El problema de Aniel, es que está empezando a ver a Heylan como su ayuda a sus problemas, debido a que cuando está a con él, se siente bien y feliz. Aquello lo está llevando a tener una especie de obsesión: cree que Heylan es lo único que lo va hacer feliz, y que si se aleja de él, volverá a decaer en la depresión.

¿Ustedes que opinan?

Los quiero. No olviden seguirme en mis redes sociales. 

Instagram: francomarcelo59

Tik Tok: Franco Marcelo

Facebook: Franco Marcelo. 

HEYLANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora