Marta (1)

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"Mamá necesito mi cartera" comencé a buscar por toda mi habitación, no había ni un mísero espacio en mi cuarto que no hubiera revisado ya.

"¡Mamá!" volví a gritar esperando a que mi madre contestara pero no parecía ni haber un alma en la casa. Bajé las escaleras cabreada, no entendía por qué las cosas no me podían salir bien a la primera. Ahora que se acercaba el verano había conseguido trabajo en la piscina municipal y hoy era mi primer día de trabajo, de hecho ya tenía hasta mi tarjeta de empleada pero la había guardado en mi cartera, la cual no encontraba, y si no la llevaba al trabajo entonces no podría fichar, y si no fichaba entonces me despedirían. Y eso que ni había empezado a trabajar allí.

"¡Mamá ayúdame!" ahora mis gritos se habían apoderado del salón donde se encontraba mi madre. Estaba sentada sobre el sillón con las piernas cruzadas a al estilo indio y tenía los ojos cerrados con concentración.

"Deberías relajarte Martis" dijo sin ni siquiera abrir los ojos.

"Voy a llegar tarde" apoyé mi peso contra el marco de la puerta y esperé a que mi madre actuase como una madre decente. Siempre ha sido muy tranquila y se ha tirado hacia el estilo espiritual y todo eso, del cual yo no era muy fan.

"¿Has mirado en la entrada? En la mesilla"

"Yo nunca la dejo en..." incliné mi cabeza hacia atrás echando un rápido vistazo a la mesilla de la entrada y ahí estaba. Rodé los ojos y suspiré con resignación, no se que narices estaba haciendo allí mi cartera pero no tenía tiempo para explicaciones. Abrí la puerta de la calle apurada puesto que en menos de quince minutos comenzaba mi turno.

"¡Ahh!" grité sobresaltada haciendo que la cartera se me callera de las manos. Una mujer se encontraba bajo nuestro porche.

"Perdón, perdón, perdón, ¿estas bien? No era mi intención..."

"No, no, tranquila, soy bastante asustadiza" la mujer no paró de pedirme perdón y yo ya no sabía que hacer para poderle convencer de que estaba todo bien. Mi madre se acercó a la puerta en cuanto me escuchó gritar.

"Martis ¿estas bien?" cuando vio a la mujer que se encontraba frente mía se quedó paralizada, parecía haber visto a un fantasma "¿E...Eli?"

"Hola Maddie" Era obvio que se conocían pero yo no tenía tiempo para su reencuentro, a si que en cuanto tuve la oportunidad me escabullí de la situación.

Comencé a correr calle a bajo, quedaban menos de cinco minutos para que comenzase mi turno, pero por suerte yo ya me encontraba entrando por la puerta de recepción.

Entré en la sala de empleados y con las manos temblorosas conseguí sacar mi carnet de empleado, fiché justo a tiempo, al menos no me despedirían en mi primer día de trabajo.

"Casi no lo consigues novata" me sobresalté de tan solo escuchar aquella voz, cuando dije que era asustadiza no fingía.

Una chica salió de entre los vestuarios de la sala. Era castaña y de ojos medianamente claros, llevaba puesto el uniforme de socorrista.

"No te preocupes, yo llegué veinte minutos tarde el primer día de trabajo, pero no te preocupes Rodrick nuestro jefe es bastante enrollado, eso si no le tocas mucho la moral"

Sonreí insegura de mi misma, parecía que venía en son de paz, pero ya me había dejado claro que sería tratada como la novata.

"Soy Anne, soy la socorrista de la zona infantil, si necesitas cualquier cosa, ya sabes"

"Yo soy Marta, soy la... bueno, recepcionista y recoge... recoge toallas" la chica se rió como si ya supiese de mi trabajo, yo tampoco es que fuese feliz recogiendo las toallas y atendiendo a la gente pero el horario me venía que ni de perlas respecto al instituto y el salario no estaba nada mal.

"Te encantará este sitio Marta" Anne se despidió con la mano y salió de la sala de empleados, se podría decir que ya había hecho mi primera amiga en el trabajo, o eso esperaba porque si no este trabajo sería como un infierno.

TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora