Ann (1)

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Papeles, papeles, y más papeles. De vez en cuando venían personas intentando encontrar la sala de algún familiar, y yo apenas tardaba tres segundos en encontrarla. Día tras día, esta era mi rutina.

De vez en cuando me encargaba de representar junto a más compañeros el nombre del hospital, pero eso era en navidad y en campañas para acción de gracias. Llevaba desde diciembre sin salir de detrás del mostrador de recepción.

"Hey, Ann vamos a por un café, ¿te apuntas?" dijo Meredith una mujer mayor que compartía mi trabajo desde hace más de año y medio.

"No gracias, me quedo aquí por si viene alguien" dije encogiéndome de hombros. Meredith me miró confusa puesto que esta semana apenas habíamos tenido actividad, y si me iba tres minutos a por un café tampoco pasaría nada. Pero me apetecía quedarme sentada mientras jugaba a un estúpido juego de preguntas en mi móvil.

No se escuchaba ni un alma en el hospital. Nada. Tan solo el sonido de mis dedos al chocar contra la pantalla del móvil.

En que parte del cuerpo humano se encuentran las capsulas suprarrenales

¿Qué clase de pregunta era esa? Hasta un crío de once años se la sabía.

a) Hígado

b) Pulmones

c) Riño...

"¿Es aquí atención al cliente?" dijo alguien tras el mostrador. Pegué en pequeño gritito e hice tirar el móvil contra la mesa. Mis manos comenzaron a ir nerviosamente de un lado a otro del escritorio mientras intentaba simular que me encontraba trabajando.

"¿Disculpa?"dije con la voz temblorosa. Decidí quedarme quieta y no hacer más el ridículo, cuando quise levantar la mirada un joven de pelo rubio y ojos azules se me había quedado mirando sin expresión alguna en su rostro.

"¿Es aquí atención al cliente o no?" repitió con voz seria.

"Ehm... ¿atención al cliente?" contesté incapaz de creerme que aquel chico estuviera preguntando si realmente había un atención al cliente en un maldito hospital. Aquí ni siquiera hay clientes, se les llama pacientes, por el amor de dios.

"No... esto es recepción, ¿te puedo ayudar en algo?" El chico resopló y tendió frente a mi un papel. No dijo nada más y esperó a que yo lo cogiera. Arriba del todo ponía que el papel pertenecía a la policía de Brooklyn. Después bajé la mirada hasta la parte de 'Servicios comunitarios'

Levanté mi mirada hacia aquel chico quien me miró agitando sus hombros esperando a que le diese una respuesta. Había visto casos así, pero Meredith se había encargado de todos, y puesto que ella no estaba allí me temí que tendría que ser yo quien le firmase los documentos.

Sabía exactamente lo que hacer, Meredith me había enseñado antes. Rellené todos los espacios que me indicaban, me aseguré de los días que aquel chico tendría que visitar el hospital y de su horario, también me aseguré de memorizar algún que otro dato relevante como su apellido y edad. También quería saber porque le habían destinado a servicios comunitarios, normalmente eran personas más mayores las que habían venido antes, y pocos de su edad, normalmente vienen por no poder pagar la multa de un robo o de escandalo público, pero en la ficha de aquel chico no ponía nada.

"¿Has terminado?" dijo apoyando sus brazos sobre la barra de recepción inclinado casi todo su cuerpo hacia adelante para ver la ficha casi completa.

"No pone los motivos de tu alta en la comunidad de servicios" no me había dado cuenta de lo débil que sonaba mi voz en comparación con la suya.

"Eso es porque no importa" seco, borde, amargado, podía hacerme una buena idea de por qué le habían metido ahí. Puede que robo, aunque tiraba más a una pelea durante un estado de embriaguez. Tenía el pelo desaliñado hacia adelante, una cazadora de cuero, pantalones rasgados y converse negras. Sin duda no parecía ser del típico chico que le condenaban por error.

Cogí un sello del hospital y firmé con mi nombre. Hice una fotocopia y la original la guardé en el escritorio de Meredith, por otro lado le tendí la copia a Hemmings, o así recuerdo su apellido. El chico echó un vistazo de nuevo a su hoja de servicios y se mordió el lado por donde lo tenía perforado con un pircing de aro negro.

"¿Ya está?"

"El uniforme te lo darán mañana junto a la taquilla"

No dijo nada, tan solo dobló el papel hasta que apenas pude verlo y lo guardó en la parte de atrás de su pantalón. Después de dio media vuelta y se marchó. Pensé en la cantidad de paciencia que tendría que tener Meredith para aguantar a gente con tan mal humor como aquel chico.

<<Buena suerte con verle la cara a este chico todos los días Meredith, la vas a necesitar>> pensé mientras volvía a mi entretenido juego de preguntas en el móvil.


TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora