Matt (2)

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Apenas recordaba el número de mi taquilla, pero sabía que se encontraba cerca del aula de música, después fue cuestión de ir probando combinaciones hasta que alguna abriese. Cuando por fin fui capaz de dar con mi taquilla la abrí e inspeccioné de arriba a bajo. La habían limpiado por completo, antes solía guardar algo de pastillas para que el día en el instituto se me hiciese más corto, pero la policía debía haber estado aquí y se llevó todo excepto mi libro de álgebra. Cuando cierro la taquilla de mala gana me sobresalto al ver a la chica de mi clase de química a mi lado.

"Joder, que susto" dije echándole un rápido vistazo para luego irme sin darle importancia al asunto.

"¿Dónde está tu casa?" dijo la chica que si no recordaba mal se llamaba Laura.

"¿Mhm?" pregunté  sin saber a lo que se refería.

"¿Prefieres la biblioteca?" la chica se cruzó de brazos y arqueó una ceja.

"No... no quiero que me ayudes"

"Ni yo quiero ayudarte, pero he intentado convencer a la profesora Rose de que eligiera a otro pero nada, y si a mi no me hace caso a ti menos" quería contradecirle pero sabía que era verdad.

"Bueno da igual, le decimos que me das clases y ya está, mientras se lo crea no habrá ningún problema" me di media vuelta para salir de instituto pero Laura decidió perseguirme.

"Mi mención de honor depende de que apruebes, no pienso dejar que me arruines esto también"

"¿Tambien? ¿De que coño estás hablando? A penas te conozco"

"Y me alegro de que sea así, si no mi vida ahora sería una mierda" sabía que se refería a lo que sucedió hace dos meses, pero no entendía en cómo pude haber afectado yo a su vida.

"Haz lo que te de la gana, sígueme si quieres, dame clases si quieres, o mátame si quieres" dije encogiéndome de hombros mientras varios alumnos prestaban atención a nuestra discusión. Laura se rió irónicamente pero seguía caminando a mi lado.

"Yo no te mataría, no soy como tu" agarré su muñeca y la paré, la miré a los ojos los cuales se llenaron de miedo durante un segundo, me acerqué a su cara hasta estar a pocos centímetros de ella y me quedé así un rato, apreciando cómo se arrepentía de sus palabras.

"Yo no he matado a nadie" dije en un susurro casi ronco. Laura tragó saliva sin dejar de mirarme a los ojos, y aunque tenía miedo al menos era buena ocultándolo.

"Todavía" me respondió con el mismo tono de voz. Me separé de ella y le miré con dolor, ¿en serio esa era la impresión que daba?

"Déjame en paz" y sin importar si me seguía o no salí del instituto y me dirigí a mi casa. Mi madre todavía no había vuelto, y supuse que hasta las tres de la madrugada no vendría. Abrí mi ordenador dispuesto a jugar a algo, pero también fue registrado hace dos meses y me borraron todos los videojuegos existentes.

"Cabrones" dije cerrando mi portatil de un golpe. Cogí mi mp3 y me puse a escuchar música, hacía casi un año que no la escuchaba, digamos que apenas había tenido tiempo de pararme a actualizar mis gustos músicales, pero era bueno tener algo que me recordase al antiguo Matt.

En cuanto comenzó a sonar una canción lenta mis ojos se cerraron y caí dormido, llevaba unos veinte días de sueño acumulado, por lo que a cada pestañeo era como una oportunidad nueva para caer rendido.

Lo malo era  el motivo por el que me mantenía despierto, y es que cada vez que me dormía, las pesadillas comenzaban.

"ambulancia treinta y cuatro a planta, ¿me recibe? Varón blanco, dieciocho años, contusiones múltiples y costillas rotas, posible hemorragaia interna. Llegamos en ocho minutos, tengan preparado el quirófano" Las sirenas se escuchan, tanto de ambulancia como de coche de policía. Alguien me agarra la mano, es lo único que siento, voces en off por todos lados, ordenes de aquí a allá, frío, hace mucho frío.

"Lo estamos perdiendo" las voces suenas apuradas, una y otra vez. No entiendo nada.

"Aiden" digo yo "Aide... aid... aiden"

"No pienses en eso ahora chaval, piensa en luchar, necesitamos que luches" 

Cada noche durante estos últimos días no paro de soñar con lo mismo, a veces puede que no sueñe nada, entonces es un día tranquilo, pero en cuanto sueño con todo esto, es como si me diesen una patada en el estómago.

Cuando me despierto lo primero que hago es darme una ducha fría. Así conseguía despertarme, no me dormiría hasta las cuatro de la madrugada, y con suerte tan solo dormiría dos horas.

TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora