Narra T/N:
Estoy totalmente devastada. Es realmente inexplicable cómo ha pasado todo esto sin yo apenas darme cuenta. No he podido si quiera darles un último abrazo a las que eran las dos personas más importantes de la vida de toda mujer. Porque sin ellos yo ahora no estaría existiendo. No se cumplió la ilusión de que me viesen vestida de blanco, ni de que conozcan a sus nietos, por ahora inexistentes. Andrés, por suerte, sigue apoyándome. De vez en cuando me abraza,, intenta calmarme. Tan tierno. Ahora justo, vamos camino de su casa, en Gerena. Me quedaré allí una temporada, para estabilizarme un poco emocionalmente. Pues quedarme sola en la que era la antigua casa de mis padres va a ser un desbalance psicológico brutal.Llegamos a Gerena, la finca de Andrés Roca Rey. Un amplio espacio tranquilo y pacífico. Recibí una cálida y alegre bienvenida por parte de una cachorrita de nombre Queen. La tomé entre mis brazos y ella, dulcemente lamía mi rostro mientras yo la acariciaba. Andrés sonreía al verme con Queen entre los brazos y yo, inevitablemente, me sonrojé un poco.
Andrés: Al parecer le has caído bien jeje
T/N: Sí, sí
Andrés: Acompañame, te mostraré la finca.Acompañé a Andrés recorriendo el lugar y nos detuvimos en una habitación espaciosa. El alto chico castaño me indicó que ese era mi dormitorio, me quedé allí y deshice la maleta. La habitación se dividía en tres salas, la principal, dónde había una gran cama con sábanas blancas y un tocador. Un baño de alicatado celeste y un armario, que era de grande como mi antiguo dormitorio en casa de mis padres. Me encantó mi habitación, era preciosa.
De buenas a primeras, sin yo esperarmelo para nada, noté unas suaves y cálidas manos recorriendo mi espalda. La piel se me erizó y, segundos más tarde, sentí el mismo tacto en la zona de mis caderas. Brinqué y me retorcí entre risas tratando de evitar que las manos de Andrés hiciesen contacto con mi cuerpo. Mientras riendo le rogaba al joven muchacho peruano que se detuviese, pues eran innumerables cosquillas. Típico de Andrés. Al menos, consiguió que sonriese un rato.
Más tarde bajamos a cenar. Frente a él había servido un plato de una de las comidas más deliciosas a mí parecer, rabo de toro. Disfrutamos de la cena y un rato más tarde fui a mi habitación a dormir. Por desgracia para mí y mi torpeza, me perdí por el camino. Andrés me invitó a seguirle y llegamos a una habitación, también espaciosa, pero no era la mía.
Andrés: Puedes pasar la noche conmigo, si gustas
T/N: V-vale, sin problema. (Muy sonrojada)No mucho tiempo después, me quedé dormida. Bajo la suavidad de las caricias que Andrés me brindaba, a la vez que me susurraba al oído bonitas frases que son imposibles de explicar. Su voz me relajaba. Me calmaba, fue una sensación que tenía clara que quería sentir todos los días de mi vida
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Mi amor platónico. Imagina con Andrés Roca Rey
RomanceMe llamo T/N (tu nombre), tengo 18 años y soy clarinetista en una banda de música. No me suelen gustar los toros porque me da pena que el animal sufra, pero, creo que en esta última actuación ha sido distinto. Mi amiga Elena me ha enseñado una foto...