Las mariposas arden en mi averno,
Eran bellas musas del pasado
Dónde el viento había soplado
Sus alas rígidas y rotas en inviernoMás sin conseguir dar vida eterna
A seres inocentes alados y gráciles,
Fue en vano; en segundos fáciles
Y en días difíciles el viento me gobiernaSe ha declarado enemigo de mis penas
Por hacer arder la misma inocencia
Por mis malditas cadenas y creencias
El reloj de pared ya ni siquiera suenaLas mariposas apagadas son ceniza
Y mis manos ahora arden despacio
Es en vano cada lágrima y estar reacio
Adiós alma de escritor... te fuiste de prisa.