Cap 4.

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Aegon.

El aire en el salón era inaguantable, la tensión se podía cortar con una espada, la mirada mi madre sobre mi era tan intensa que quería desaparecer en ese momento y no era la única persona que me observaba, Rhaenyra, Daemon, mis sobrinos y en general todos en aquella sala estaban entretenidos mirándome.

¿No tenían otra cosa que hacer?

Sabía exactamente de donde venia el descontento de madre, una de las cosas de las cuales era muy satisfactoria. Ver su sufrimiento era bueno para Helaena y para mi, también lo sería para Aemond si estuviera en la cena, por desgracia el no se encontraba del todo bien para tener que aguantar las tonterías de la gente.

–¿Donde esta tu hermano, Aegon? –Pregunto Otto con esa voz suya. –Estamos hambrientos y el se hace de rogar.

–El no vendrá a cenar. Podemos empezar perfectamente sin el. –Comente con cierta rigidez.

No quería dar demasiada información a su abuelo, el siempre fue el más cruel de todos, abusivo y dios nos amparen si el se llega a enterar que Aemond se fue directamente a la cama después de haber discutido con Daemon y casi caer al suelo después de que por fin su malestar lo alcanzará.
Me relami los labios con cuidado, la lluvia de preguntas estaban apunto de comenzar y debía pensar bien la respuesta a cada una o al menos alguna que sea lo suficientemente satisfactoria para dejarlo pasar y dejarán el tema, no obstante...la mirada de su padre hizo que su corazón se escogiera.

El hombre una vez fuerte ahora se veía marchito, dando su último esfuerzo para esta cena familiar. Su piel enfermiza, un lado oculto para aquella máscara, ojo apagado y vidrioso, el cuerpo una ver fuerte y lleno músculo, ahora delgado y huesudo. Duele pensar que podría ser la última vez...y parece decepcionado al no ver a su hijo.

–Padre, el quería estar aquí contigo, realmente lo quería pero...ha tenido un pequeño problema después de la asamblea. –Explique con una pequeña sonrisa. –Aemond no se sentía bien. Se desmayo cuando apoyo su cuerpo contra el mío.

–¿El está bien? –Pregunto Viserys un poco angustiado.

–El maestre me informó que debe dejar de entrenar de esa manera, la fiebre que ahora ataca su cuerpo se debe a la fatiga y al poco descanso. –Respondí con cariño hacia su padre. –Comento algunas cosas más pero prefiero no contarlo ahora.

Cuéntalo ahora mismo Aegon. –Exigio su madre.

Podía ver lo molestia que estaba, seguramente estará pensando de que lo invente pero no era así. Aemond se desmayo mientras hablábamos, Criston había sido testigo de lo débil y pequeño que parecía mi hermano en esa situación.

Solte un ligero suspiro antes de clavar mis ojos primero en mi madre para después ponerlos en el abuelo, le regale una sonrisa maliciosa a ambos...estos cerdos abusivos se tensaron rápidamente, no debía ser muy inteligente para saber que iba a decir.

–¿Porque será que se enfermo, madre? –Pregunté una curiosidad fingida. –Hasta dónde yo se la culpa de todo lo que pasa aquí es culpa tuya y del abuelo, entonces de que te esta extrañado de la enfermedad de Aemond.

La mano de Helaena de aferro a la mía con fuerza, la ansiedad se asentó en nuestro estómago al ver la mirada de madre...la sentencia estaba echada ahora y no había vuelta atrás.
Iba a ser castigado de una forma que esperaba que no salpicara a mi hermano pequeño, el estaba débil ahora mismo y no creía que fuera capaz de aguantar ningún azote del látigo o paliza del abuelo.

Unos pasos lentos algo erráticos se escucharon por el paso, por un momento pensé que era padre moviéndose con dificultad pero después me di cuenta que esos pasos venía de detrás mía e hizo que todos miraramos a la puerta.
Mi corazón se encogió aún más al ver a Aemond sin el parche y en su lugar una venda tapaba esa parte del ojo al igual que una parte de la cara.
Se veía aún peor que cuando lo dejé en la cama inconsciente, estaba más palido que una sábana, su ojo vidrioso y ese brillo tan conocido desapareció por completo. Tembloroso se fue acercando hasta quedar sentando justamente al lado se madre y de mi.

–Aemond, ¿como te encuentras? –La voz de Rhaenyra era amable y llena de preocupación por primera vez. –Aegon nos contó que no te sentías bien.

–Ya estoy mejor...solo ha sido un pequeño bajon. Quizás si como algo se me pase. –Comento con una pequeña sonrisa. –Gracias por preocuparte.

–En nuestra discusión no dijistes nada de sentirte mal. Deberías habérmelo dicho hubiera sido más suave contigo. –Comento un poco burlón Daemon pero tampoco fue muy duro con sus palabras. –Pienso que deberías haberte quedado en la habitación descansando.

¿Eso era preocupación de nuestro tío psicópata? Vaya y pensar que creía haber visto ya todo.

–Eso...podría haberte llevado la comida, a mi no me hubiera importado. –Habló Lucerys algo tímido.

Hubo un gran silencio en la sala, las miradas en el pequeño y las mejillas de este comenzaron a coger un curioso tono rojizo.

–Mi hijo es fuerte, es por eso que esta aquí haciéndonos sentir realmente orgullosos a su padre y a mi. –Comento Alicent.

–Aemond hijo. Si no te sientes bien puedes irte a descansar, es obvio a la vista que estás apunto de desplomarte. –Padre ignoro a madre por completo.

Si bien padre y nosotros no habíamos sido cercanos a él en ninguna de las etapas de nuestra vida, eso no había disminuido el amor que le teníamos al hombre. Solo deseaba poder ayudar a su hermano a llegar de nuevo a la habitación.

–Gracias...padre.

Por suerte la cena no podría ir pero... ¿verdad?







Fin del capítulo.

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¡Hola a todos!
Ya está aquí el nuevo capítulo de esta historia. Espero que sea de vuestro agrado y lamento la tardanza.
Ya comienza haber algunos toques de Lucemond, aunque son tan leves que aún no son visibles.

¡Gracias!
Buenas noches.

°~○Family●~° (Lucemond and Jaegon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora