Capítulo X

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Apenado de la magia que causaba en mí,
me besó las manos que escribían sobre su hechizante latido.

El movimiento de su pecho agitado era rítmico, al igual cómo se movían sus labios cuando hablaba.

Y sus ojos, nerviosos, recorrían el horizonte de mi persona.
Aunque captaba sus inocentes miradas fijas en mis labios por unos segundos.

Inevitable era mi deseo el que se lanzara y parase el ruido del mundo.

Que con un beso era capaz de hacerme revolotear unos centímetros al cielo.

Y el gesto de su rostro, sus labios hinchados y mi mirada felina sólo hacía que anhelase de nuevo la falta de espacio entre nuestros cuerpos.

Aunque sus brillosos ojos mientras ilusionado, me relataba alguna situación, era lo que captó mi atención.

Esos ojos, que considerados míos, los referí como bonitos.

Bonitos cuando reía y se achinaba.
Bonitos cuando serio, discutía.
Bonitos cuando me miraba.

Bonito todo de él.

-Mery Garcie.

Lágrimas agotadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora