Chapter one: "Joffrey's Birth"

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"El nacimiento de Joffrey"

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El pueblo de King's Landing consideraba el nacimiento de Visenya Velaryon un milagro concedido por los dioses hacia la princesa Rhaenyra. La mayoría creían que la princesa no pasaría de los dos años de edad, esto debido a su complexión tan delgada, casi insana. No obstante, la pequeña guerrera creció grande y fuerte a partir de sus tres años. Así, a la edad de seis, ya era tan alta como su mellizo Jacaerys, y, a pesar de seguir siendo delgada, había perdido cualquier signo de enfermedad.

Cómo dije, un regalo de los dioses.

Sin embargo, la bendición resultaba serlo solo para la princesa Rhaenyra, puesto que la mayoría de ciudadanos veían a la menor como una aberración. Su cabello castaño no decía otra cosa más que "bastarda". Tanto Rhaenyra como Laenor Velaryon, el padre de Visenya, eran de cabellos plateados, así que no había razón por la cual los mellizos salieran con cabellos marrones. Eso no le importó a la princesa Rhaenyra, ella defendía su honor y el de sus hijos tanto como su esposo. La mayor prueba de su legitimidad fue el día en que los huevos de dragón eclosionaron en las cunas de sus hijos, naciendo así dos fuertes dragones: Vermax y Greendy, ambos dragones verdes, con la diferencia de que el primero tenía una combinación de rojo y el segundo poseía destellos plateados a lo largo de sus escamas.

Visenya no era tonta, sabía que era una bastarda y sabía quien era su verdadero padre. Sir Harwin Strong. La forma en que la miraba, la cuidaba, escuchaba y apreciaba no era la de un simple caballero y cuidador, no importaba que tan leal fuera a su reinado, ningún otro caballero de la guardia real se dedicaría tanto a sus príncipes como él. Era consciente del parecido que compartían, y en algún momento llegó a encontrarlo bastante cerca de su madre. No fue muy difícil atar cabos.

Todo eso no importaba. Sangre de Valyria corría por sus venas. Ella era una Targaryen y nadie le haría creer lo contrario, sin importar cuantas miradas indiscretas y susurros escuchara por los pasillos cada que salía de la fortaleza roja.

🐉

El llanto agonizante de la princesa Rhaenyra inundaba el cuarto de parto. Visenya reprimía su propio llanto; ver el dolor de su madre le pesaba, consideraba que ese sufrimiento por el que estaba pasando era una tortura lenta.

─No tienes que quedarte aquí, mi niña─jadeó la heredera al trono a duras penas. Una contracción atravesó su vientre, ocasionando que cerrara los ojos para retener las lágrimas que amenazaban con salir─. T-tienes clases con la septa.

─La septa puede esperar─respondió la pequeña Visenya de seis años.

Se levantó de la silla al lado del sillón de su madre y se encaminó a la mesa en un costado. Tomó con cuidado un trapo y lo remojó con el agua tibia de una cazuela. Regresó con su madre, arrastrando la silla para quedar ahora al lado de su rostro. Se sentó a limpiar el sudor frío de su frente con delicadeza y dulzura.

DUTY OR LOVE || aemond targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora