Chapter four: "little mouse"

34 2 0
                                    

"pequeña rata"

Por extraño que pareciera, el clima de esa mañana era muy cálido, demasiado para ser mediados de noviembre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por extraño que pareciera, el clima de esa mañana era muy cálido, demasiado para ser mediados de noviembre. Visenya había pedido a sus criadas que prepararan un baño tibio. Normalmente era su madre la que se encargaba del aseo de sus 3 hijos, pero con Joffrey recién nacido eso era casi imposible, así que los pequeños Velaryon debían encargarse de si mismos por un tiempo. Visenya no era el problema, era la suficiente autosuficiente para no dar problemas; los que si lo daban eran sus hermanos, a quienes las criadas casi debían obligarlos a entrar al agua por orden de la princesa.

Una de las criadas, Iria, la ayudó a deshacerse de sus ropas y a que entrara en la pequeña tina de agua que se encontraba en medio de la habitación. Para un humano cualquiera la temperatura del agua sería insoportable por lo caliente que se encontraba, no obstante, para Visenya eran caricias al cuerpo gracias a la sangre de dragón en sus venas.

Iria limpió con un pequeño trapo toda la suciedad acumulada en el cuerpo de la princesa. La doncella tendría apenas unos 12 años de edad, siendo la más joven de las mujeres que servían para la casa del dragón. Normalmente no aceptaban a niños en el personal del castillo, pero la madre de Iria enfermó gravemente, dejándola desamparada, por lo que la corona decidió hacer una excepción. No tenía hermanos o un padre, solo a su enferma madre y la amistad de una princesa con la mitad de su edad.

–¿Cómo está tu mamá, Iria?–preguntó la princesa al tiempo que la doncella la sacaba de la tina para secar su cuerpo.

–Va mejorando, mi lady–respondió Iria, centrada en su trabajo. Dejo el trapo con que la secaba para recoger el vestido azul marino que le pondría–. Su majestad fue muy amable al donarle leche de amapola–la princesa se giró para que pudiera abrocharle el vestido–. Ya no la escucho llorar en las noches por el dolor.

–Mi abuelo lo hizo porque te aprecia–la doncella terminó de ponerle el vestido y la guió hacia el tocador para sentarla y cepillar su cabello–. Mi familia está muy agradecida con la tuya. Y es solo Nya–dijo la princesa, viéndola por el espejo–. Lady no es necesario, somos amigas.

–Lo sé, Nya, pero tengo miedo.

La niña de cabellos oscuros frunció el ceño y se giró hacia ella, provocando que dejara de cepillar su cabello. Iria tenía su cabeza abajo, arrepentida de abrir su boca.

–¿Miedo de que? Nadie te va a hacer nada, Iris.

–He escuchado a la Reina Alicent, Nya. Dice que le parece inapropiada nuestra amistad y las ayudas que el Rey nos ha dado. Que una criada no debería tomarse tantas confianzas con la familia real, que le daría una peor imagen de la que ya tienen.

Iria no debería de estar diciéndole eso a una niña de seis años, pero al final del día ella igual era una pequeña asustada de la maldad que ocultaba la corona. Para bien o para mal, Visenya era inteligente y muy consciente del poder que había en manos de la familia, sobre todo de la reina. Si algo era contraproducente para la corona, Alicent Hightower se encargaría de ocultarlo.

DUTY OR LOVE || aemond targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora