𝙕𝙝𝙤𝙣𝙜𝙡𝙞 𝙭 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙙𝙚 [ 𝙊𝙣𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙩𝙨 ]

Dime que no duele

CW: hurt/comfort

-

Zhongli pasó la página de su libro, sus ojos recorriendo las frases escritas en el papel, respirando tranquilamente. Las sábanas tapaban sus piernas y la almohada en su espalda se hundía cómodamente bajo su espalda, la taza humeante de té desprendiendo su delicioso aroma en la mesita de noche.

Escuchó la puerta de entrada abrirse, llamando su atención. Alzó la cabeza, esperando a que Childe lo saludara desde la entrada, cosa que no ocurrió.

Zhongli escuchó como se quitaba las botas y la chaqueta, un portazo y sonido de llaves girando, seguidamente de pasos acercándose al dormitorio. Cerró el libro y lo dejó a un lado, frunciendo levemente el ceño en cuanto vio al pelirrojo asomarse por la puerta.

Su rostro estaba torcido en una expresión de cansancio, molestia, y tristeza. Podía notar angustia y sentimientos embotellados en su rostro, pero esos eran los predominantes. Sus ojos se encontraban más opacos de lo normal, sus labios apretados y fruncidos ligeramente hacia abajo. Cualquiera diría que estaba a punto de llorar, pero Zhongli sabía que aunque Childe quisiera, no era capaz.

Su mirada se encontraba perdida, sus pupilas luchando para mirarlo, borrosas, tratando de concentrarse en él.

—Ajax... —Zhongli pronunció su nombre, siguiéndolo con la mirada hasta que Childe llegó hasta él, subiéndose a la cama y sentándose encima suyo.

Se colocó en su regazo, sin contestar hasta que estuvo completamente sobre él, sus pechos pegados. Childe puso las piernas a ambos lados de Zhongli, rodeándolo por el cuello con los brazos.

—Perdón —susurró con la voz ronca, dejando que su peso presionara contra él, colocando la mejilla en su hombro y enterrando el rostro en el hueco de su cuello. Zhongli colocó las manos en su espalda, apoyando la cabeza de vuelta, suspirando levemente.

No dijo nada, estaba acostumbrado a que eso pasara de vez en cuando.

Zhongli sabía de la incapacidad de Childe para llorar. "No siempre fue así", le dijo la primera vez que se había comportado de esa forma. Él no insistió en preguntarle qué le había hecho cambiar, nunca lo hizo y tampoco pretendía hacerlo. Zhongli podía hacerse una idea de lo que era, pero sabía que si Childe no se lo había contado, era porque aún no estaba listo.

El castaño cerró los ojos, notando su pecho encogerse sin dejar de frotar la espalda del pelirrojo.

A veces Childe tenía días así. Días en los que simplemente no podía sonreír, donde no era capaz de ni siquiera fingir que todo estaba bien, donde esos recuerdos del pasado lo atormentaban. Y cuando eso sucedía, Childe disociaba para protegerse a sí mismo. Ambos sabían de eso, y Childe le afirmó varias veces que no lo hacía a propósito; simplemente pasaba.

Zhongli dudaba que incluso cuando le dijo perdón estuviera plenamente consciente. No había razón por la que tuviera que disculparse, pero Childe siempre lo hacía.

Podía pasarse horas de esa forma, quieto en la posición en la que se hubiera quedado, respirando de forma continua. Si no fuera por los latidos de su corazón y su respiración, podía pasar perfectamente por un cadáver.

A Zhongli no le importaba cuánto tiempo debía estar con Childe; media hora, una hora, dos horas, tres... Toda una noche. Para él eran pequeños fragmentos de tiempo a comparación de los miles de años que había vivido, y por Childe, podía pasarse todo el tiempo que hiciera falta.