4/4 (Problemas de la permanencia)

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El llanto lo despierta, por supuesto. Es un sonido fuerte y agudo, en el tipo de sonidos molestos que a Kakashi nunca le gustó escuchar a primera en la mañana.

Pero este sonido es diferente. Tiene que ser diferente. Diferente a cualquier cosa que haya escuchado antes y también diferente a cualquier cosa que haya sentido antes. Incluso diferente al significado de sentir y diferente al significado de querer.

El llanto de su bebé es especial. Es fino y pequeño, como un maullido de gato o el timbre borroso de la puerta por las tardes. Tal vez, incluso el sonido de las gotas de lluvia en el tejado. La brisa. Un relámpago. El mar.

También, puede ser que en realidad solo sea un llanto. Pero el sonido no es molesto en absoluto. Es un sonido de paz. Es el sonido de querer ser mejor persona. Es el sonido de que está en casa y de que su bebé sigue respirando y no simplemente ha desaparecido de su cuna a mitad de la noche cuando accidentalmente se quedó dormido.

Así que Kakashi despierta con calma y relajación cuando oye el ruido de llanto de su bebé, porque incluso con solo un mes desde que nació se ha acostumbrado a reconocer los ligeros sonidos que hace y su quejido es solo un sonido que indica ha despertado y se sintió abandonado en esa horrible cuna y no al centro de sus enormes y calientitos padres que se han atrevido a dejarlo en ese lugar como si no lo amaran.

Sus ojos parpadean, pero no tienen tiempo de levantarse y acudir a sus gritos porque el colchón se agita y Gai salta de la cama, asomándose de inmediato a la cuna para asegurarse de que todos los signos vitales de su pedacito de luz estén bien.

— Mnh, estoy seguro de que solo quiere ser abrazado — Kakashi murmura con voz adormilada y gira para mirar a Gai, sonriéndole cuando lo ve comenzando a mover las cobijas de su hijo para levantarlo.

— Definitivamente, ¡pero nunca podría negarle un abrazo a mi preciado hijo! — Gai guiña y sostiene a su masita de carne entre sus dedos firmes, tratándolo con tanto cuidado que Kakashi quiere darle una felicitación y un pulgar arriba como en una de sus viejas prácticas de entretenimiento.

Gai es más amable que las enfermeras, Tsunade, Shizune y Kurenai juntas. Y también es más cuidadoso, con el terror de un padre primerizo combinado con la precaución de un shinobi de taijutsu del más alto nivel.

Su masita deja de llorar cuando siente las manos de Gai debajo de su espalda, pero jadea con sentimentalismo como si hubiera sido abandonado ahí por siglos y no solo las dos horas que Kakashi había dormido después de acostarse.

Tsunade dijo que estaba bien y que podía tener ciclos de sueño normal, pero Kakashi no se siente listo para dejarlo solo en la cuna durante toda la noche sin vigilarlo. Él sabe lo que es despertar y no tener a papá junto a él. Kakashi sabe perfectamente lo que es dormir solo y no sentirse a salvo nunca.

Así que lo ha estado custodiando todo este tiempo, durmiendo solo un par de horas y turnándose con Gai para hacer guardias como si estuvieran en una misión a pesar de que en realidad Gai parece extremadamente feliz y Kakashi pasa sus guardias en pijama, recostado al lado de su bebé mientras lee libros felices y solo se levanta para cambiar sus pañales o darle la siguiente ronda de comida.

— ¡Que maravilloso desempeño estás haciendo! ¡Ya puedo ver que estás creciendo rápidamente! — Gai le dice a su bebé cuando finalmente lo sostiene con cuidado, acomodándolo en su brazo como Shizune les enseñó que debían hacer a pesar de que su bebé cabe perfectamente en una mano de Gai.

Su hijo es extremadamente pequeño, pero es una cosa normal del jutsu maldito y a pesar de su tamaño tiene bastante fuerza. Algo muy típico que heredó de los dos.

Somos tres (GaiKaka - Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora