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Deslizo los dedos por la hoja y siento las marcas donde el mismo había presionado.Casi lo puedo ver;concentrado, forzándose a si mismo en no sonar poco cortés. Como ha sido siempre. De vuelta a la carta, busco cualquier signo de emoción. No veo nada.
Esta será la ultima carta que recibirás de mi parte,nos están espiando. No te dejes ver,escóndete...
Habían pasado once años desde esa carta, doce desde que no lo veo en persona.Si conservará un poco de cabeza me habria desecho de todas las cartas, me olvidaría del pasado y no volvería a mirar atrás. El pasado siempre viene a llamar a tu puerta cuando uno menos se lo espera.
A veces de las maneras más extrañas que uno puede esperarse.
El pasado siempre llama, releo la carta aún sabiendo lo mucho que me duele cada una de sus palabras, como si los extremos de las letras estuvieran rematadas con cuchillos listos a herirme. Mas aún, detrás de cada frio comienzo, se arrastraba un inmenso pozo de sufrimiento; la pena de Theseus me duele mas que la mía propia. No puedo ni imaginarme lo que debió de pensar su hermano en aquel momento ¿ Se lo habría dicho? ¿O simplemente mintió con el tema? Demasiadas preguntas, y ninguna respuesta.
Mis ojos van indirectamente a la parte superior del tocador donde la arrugada foto de el con una cría de cuervo se encontraba pegada, tras el espejo puedo ver el reflejo de una silueta de un hombre. Meto la carta doblada en uno de los cajones del mueble antes de darme la vuelta.
-Te ves igual de espectacular que siempre.- adulo el posando su mano sobre mi hombro descubierto.- Igual que una flor de loto.
Su mano se fue deslizando hasta la parte inferior de mi cuello acariciándolo con su dedo pulgar. "Quita esas manos asquerosas de mi" pienso, pero mis labios no dicen nada ya que se dispusieron a mentirle con una fingida sonrisa y unos ojos coquetos.
-Lucir increíble a todas horas resulta ser un trabajo demasiado agotador señor Graves.- respondo con tono presumido antes de volver a girarme hacia el tocador para poder retocarme el delineado de los labios.-Aún tratándose de mi, lucir un rojo perfecto precisa de una exactitud qué solo una excelente profesional puede conseguir.
-Tratándose de usted puede llamarme sin ningún pudor por mi nombre .
Miro de reojo en su dirección, como lo detesto.
-Esta bien, señor Percival.
-Muchos creen que vuestro trabajo como mujeres del espectáculo es de los más fáciles,pero en mi opinión creo que es todo lo contrario.
-¿Eso cree?
-Por supuesto, creo sin duda alguna que tu oficio requiere de unos dotes que no todos pueden cumplir. Cómo es el talento, creatividad y sobre todo.- recoloco uno de mis mechones por detrás de mi oreja.- Belleza.
Un ligero escalofrio recorrió mi cuerpo en aquel momento. Sin duda alguna la peor parte de mi trabajo es el soportar hombres como ese. Es un hombre demasiado importante como para simplemente echarlo de allí, gasta una gran suma de dinero cada vez que posaba el local, toda una fortuna. Por eso mi deber es complacerlo a pesar de sus repetidas insistencias.
Prefiero no responder, finalmente dio un paso atrás. Saco una pequeña carta del bolsillo de su americana y la dejó sobre mi tocador .
-Me gustaría quedarme para ver tu show.- cuenta con cierta dulzura.- pero tengo que volver al trabajo. Si en algún momento necesitas de mi ayuda no dudes en buscarme.
-De eso no lo dudes.
-Mucha suerte.
Esas fueron sus ultimas palabras antes de dirigirse hacia la salida de mi camerino. Tras unos segundos al no escuchar los pasos alejándose suspiré aliviada. Finalmente se había ido. Más tranquila vuelvo a mirarme al espejo para ver como de pronto mis ojos se enrojecían. Las luces del tocador me deslumbran con más brillo de lo que había creído. Aún poco agitada paso mi mano sobre el rostro, a veces esa piel me despersonaliza totalmente.
-Nyx sales en cinco minutos.- gruño el gerente desde la puerta.
A continuación cerró la puerta con fuerza haciendo parpadear la lampara del camerino. Cierro los ojos tras eso, me acerco un poco más al tocador para repasar por última vez la raya de mis ojos y pensar en el olor de la tierra mojada de Londres.
No me malinterpretéis, no odio mi vida aquí. A pesar de ser mujer y no tener las mismas oportunidades como las de un hombre puedo decir que mi vida no es tan mala cómo podría ser la de una mujer normal. Tengo mi dinero, mi libertad. Y con ello me siento de las mujeres mas afortunadas del local,a pesar de lo solitario que resulta.
Observo por última vez aquel el rostro, mi pelo se acorta a la altura de mis hombros y se ondula como si se trataran de unas olas salvajes. A su vez el color cambia de un dorado brillante a un bello castaño como si de la propia corteza de un árbol se tratara.
-Puedes hacerlo Nyx.- repetí para mi misma convenciendome .- Estamos casi en la meta.
Dicho eso respire hondo y me levante, tome unas plumas oscuras para adornar mi cabello y una boa de plumas a conjunto sobre mi cuello, estaba lista para el espectáculo.Con todo el salio de su camerino hacia el escenario que estaba conectado con todas,una de mis compañeras aún continuaba con su espectáculo lirondo que era bien conocido por su escasa ropa."Al final, un jombre es un jombre y sus necesidades se resumen en simple sexo"
Los aplausos se escucharon tras parar la música y ella,digna, tomo la silla y la jaló hacia detrás del telón. Posó su mirada sobre mi,buscando algo con lo que poder burlarse aquella vez por lo que simplemente sonreí. Sonrei, como solo se hacer yo .
-Y con todos ustedes la que no necesita presentación,la dueña de nuestros corazones y del mío . La bruja con mas corazones rotos ¡Nyx!
Esa era mi señal,me puse recta y con un caminar lento me dirigí hasta el centro del escenario.Los focos me ilumaban con la misma intensidad que mi mirada.Los instrumentos empezaron a sonar con la misma naturalidad de siempre.
El show iba a comenzar.
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