Dieciséis.

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Nota: este capítulo es narrado por Hassel desde líneas temporales distintas, con pasado se refiere a sucesos después de STO, pero antes del comienzo de HEL y, con presente, se refiere a todo el arco de Ben con Sam y Thiago

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Nota: este capítulo es narrado por Hassel desde líneas temporales distintas, con pasado se refiere a sucesos después de STO, pero antes del comienzo de HEL y, con presente, se refiere a todo el arco de Ben con Sam y Thiago. Lo aclaro porque puede ser un poco confuso, pero siempre especifico al narrador y el tiempo que narra.

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Hassel - Pasado.

—Pero, vamos a ver, Ben, que el verde no se puede combinar con nada, ¿cómo va a ser tu color favorito? —cuestionó Elián.

—¿Acaso hay algún criterio para elegir colores favoritos?

—No, pero, ¿verde? ¿Es en serio? —Hizo una mueca de asco—. El mejor color es alguno de los primarios como el cian, amarillo o magenta.

—Que no, que es el verde, ¿verdad, Thiago?

Este último, que parecía divertirse con la conversación solo sonrió y asintió.

—¡Thiago! Yo pensaba que tenías buen gusto —refunfuñó Elián.

—¡Claro que lo tiene! ¿No ves que su color favorito es el fucsia? El fucsia complementa al verde —lo defendió Ben—. Somos súper goals.

Este sonrió y chocó puños con su mejor amigo.

—Lo dices como si solo fuera eso —suspiré—. Sois literalmente como el agua y el aceite, no sé cómo os lleváis tan bien.

Ambos se miraron y se encogieron de hombros.

—Eso es lo que nos hace tan especial —soltó Ben.

Thiago sonrió como un bobo, pero el castaño no se dio cuenta.

Oh, pobrecito.

—Pues a mí me gusta el lila. —Toda la mesa se giró para ver a Tyler—. ¿Qué? No es mi culpa que tengáis un gusto de mierda.

Reí sin poder evitarlo.

—Yo prefiero el azul o el rojo.

—¿Prefieres el rojo o prefieres cualquier prenda roja que tenga Zack en su armario? —se burló el teñido.

—Ambos. —Me encogí de hombros—. Se me hace difícil elegir.

—Menos mal que Zack no está aquí porque si no, ya estaría babeando y sonriendo como un idiota.

Solté una carcajada al imaginármelo así.

—¿Y si dejamos de discutir? Me da hambre cada vez que lo hago —gruñó Ben.

Todos le hicimos caso porque también estábamos hambrientos, ¿y cómo no? El maldito profesor de Educación Física se creía que éramos atletas profesionales o que cada uno en su casa corría maratones como rutina diaria, porque nos hizo correr durante 40 minutos.

Honestamente, estás loco © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora