LEAH
Hacía casi dos semanas que no veía a Romeo y que Peter se había ido de mi casa a un hotel, después de esa confesión puede ser que le gritara y me negara en banda a hablarlo, también puede ser que estuve en casa días sin salir, por eso estaba tan nerviosa por esta noche.
Iban a hacer una fiesta universitaria en la casa de Hugo, el chico que llevaba la portería de mi anterior edificio y un reciente universitario después de aprobar la EVAU el verano pasado y haberse metido en Medicina. Sí, yo tampoco me lo creí al principio.
Era una fiesta con gente de mi edad, o incluso mayores, y solo el hecho de ser una actividad social ya me producía rechazo, pero hice de tripas corazón y terminé aceptando la invitación, además, también iría Diego y Susana, no era que fuera a estar sola.
Como me equivocaba, nada más entrar en la casa, que, por cierto, aunque acababa de empezar a llegar gente ya costaba abrirse camino y apestaba a alcohol, mis amigos me dejaron sola contra el peligro. Susana se fue a hablar con unos amigos del bachillerato que estaban invitados y Diego con unos compañeros de carrera. Y yo por antisocial me quedé sola.
Me sorprendió mucho que no me echaran de la casa nada más llegar, todo el mundo iba súper arreglado y yo iba solamente con unos vaqueros, un top y una chaqueta larga tipo abrigo, en mi defensa diré que la idea de ir en vestido no me ilusionaba mucho. Y es que desentonaba mucho, la casa era un dúplex, pero de los grandes, incluso tenía jardín y entrada, tardamos como una hora en llegar.
Me dirigí hacia la cocina y busqué algo que llevarme a la boca que no hubiera pasado por más bocas, ni que fuera alcohol, al fin y al cabo, la que conducía era yo. Terminé con un botellín de agua que sorprendentemente estaba sellado y con unas miradas mal disimuladas de un grupo de chicas que iban ya haciendo eses.
Creí que me dirían algo por sus murmullos, pero no me quedé a averiguarlo, en cambio salí de la cocina y fui mezclándome con la multitud, algunos bailaban, otros simplemente hacían el intento, y otros... Bueno, se liaban sin apuro alguno en algún sofá.
Me alejé lo máximo posible de allí, con las prisas me choqué con alguien, no esperé a ver quién era, y me fui hacia el lado contrario después de musitar un "perdón".
Llegué a una zona que estaba totalmente desierta a excepción de unas parejas que jugaban a aspirarse el aire de los pulmones, enserio, por qué hacían tanto ruido. Puse una mueca de asco y me fui a un lado donde vi una silueta muy reconocible.
— Pensé que llamarías.
Romeo se dio la vuelta sobresaltado, pero relajó su cuerpo al verme, me saludó antes de darme dos besos e invitarme a sentarme a su lado, iba con una camisa ya más fuera de su sitio que un pingüino en el desierto, pero por lo demás se le veía muy sobrio.
— ¿No bebes?
— No, además, yo conduzco esta noche.
Deduje que no estaba prestándome atención alguna, pero por alguna razón me quedé un rato más hablando con él, no mencionamos nada de lo ocurrido hace dos semanas, pero con verle descubrí que aún no se había rendido.
— Bueno... Y cómo está tú escocés.
Perdido.
— Ni idea, ya no vivimos juntos.
Eso había sonado tan abruptamente que incluso yo noté que lo dije como escupiendo las palabras.
— Menudo imbé...
Miré hacia arriba al ver a Romeo medio lívido, delante encontré a Peter sonriéndome irónicamente.
— Leah, cuanto tiempo.
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Siempre serás tú.
Novela Juvenil#BilogíaNosotros (2 parte) Leah y Peter no eran el prototipo de pareja perfecta, pero si entraban dentro de los márgenes de pareja de libro. Solo bastó una mirada fugaz para que ella quedara encandilada bajo los encantos de él, y solo necesito un en...