④ "Baby at home"

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Yoo-jung

Cerré lentamente la puerta del cuarto de nuestro pequeño hijo tratando de no hacer algún ruido que lo pudiese despertar. Después de aquella acción apague un par de luces que estaban por demás en este momento, al entrar a la habitación que compartía con mi esposo recibí una mirada cómplice de su parte.

No pude evitar estallar en carcajadas cuando lo ví en boxers sobre la amplia cama, estaba mordiendo una rosa artificial que supuestamente lo hacía lucir sexy.

- Jungkook, cariño, ¿Qué haces? - Hablé intentando controlar mi risa.

- Estaba esperándote, en mi mente reaccionabas de diferente manera. -Se sentó en la orilla de la cama y llevo una de sus manos hacia su pecho fingiendo estar dolido.

Me acerque hacía a él y coloque mis piernas a los costados de su cadera, obteniendo un suspiro de su parte.

- Te ves hermosa. - Me miró de pies a cabeza. - Verdaderamente hermosa.

Reí enternecida por sus palabras, le parecía hermosa aún cuando estaba usando una de sus sudaderas grises que me llegaba arriba de las rodillas, misma que tenía una mancha de leche a la altura de mi pecho, mis calcetas eran de colores, y no eran para nada sexys, mi cabello estaba atado en un moño que hice en menos de diez segundos y no tenía ni una sola gota de maquillaje. Había sido un día demasiado cansado, ni siquiera me había dado tiempo de arreglarme, pero acciones como estás me hacían saber que Jungkook era el indicado, porque era el tipo de hombre que me amaba luciendo, según el, como una super modelo o cuando me veía con un estilo totalmente descombinado.

Hundió su rostro en mi cuello y comenzó a repartir besos traviesos, cerré mis ojos por la sensación, lo extrañaba tanto, sus manos comenzaron a deslizarse por los costados de mi cuerpo hasta que me quito la sudadera.

- Oh dios, de verdad te amo tanto. - Su voz sonó más ronca.

- Y yo a ti. - Está vez uní sus labios con los míos sintiendome dichosa de ser la única mujer a la que besaba de esa manera. Con mis dedos jugué con los mechones de su cabello largo que tanto adoraba, su pecho comenzó a subir y bajar de manera irregular y se recostó aún conmigo sobre de él, sonrió en el acto y me miró directamente a los ojos haciéndome sentir tímida ante su mirada.

- Las calcetas te dan algo que me enloquece. - Habló con sus manos en mi cadera.

- No te burles de mí. - Reí convencida de que era una más de sus bromas.

- No me burló nena, hablo muy en serio, no sabes lo loco que me vuelves con lo que sea que uses.

Reímos sintiendo como mi piel se erizaba cuando desató mi cabello y me abrazo contra su cuerpo.

No era un secreto lo mucho que nuestra intimidad había disminuido luego del nacimiento de nuestro pequeño bebé, no era porque no nos amaramos, al contrario, ahora mas que nunca nos sentíamos perdidamente enamorados el uno del otro, pero simplemente el tiempo no nos alcanzaba, nuestro hijo además de traernos una felicidad enorme también nos había traído noches enteras de desvelo total.

- Vamos Jeon, sigue besándome. - Lo anime.

Sonrío divertido por la situación, no lo admitía pero le encantaba que yo llevará en control de la situación.

- Lo que tú órdenes amor mío.

Volvió a besarme pero está vez complemente diferente, me exigía y reclamaba en ese beso, y yo me deje hacer, sentía que sus manos quemaban sobre mi piel, era un hombre demasiado atractivo e irresistible, y lo mejor es que era mío.

Nuestros jadeos comenzaron a hacer presencia en nuestra habitación, por ello no tardó en llevar su mano delicadamente a mis labios para silenciarme un poco.

- Te necesito tanto - Susurro en mi oído y me estremecí por completo.

Me coloco debajo de él, pero justo cuando iba a quitarme el sujetador el llanto de nuestro hijo nos interrumpió.

Apretó sus ojos, para así pegar suavemente su frente con la mía, luego de su suspiro muy frustrado reímos sin tener más remedio, beso mis labios para levantarse y comenzar a vestirse.

Imite su acción besando su mejilla, luego salimos juntos de la habitación para atender el llamado de nuestro pequeño.

Sus ojos llorosos que eran idénticos a los de su padre se iluminaron al ver a este mismo, Jungkook no dudo ni un segundo en llevarlo a su pecho para consolarlo; aún cuando yo lo había llevado nueve meses dentro de mi, sabía que ambos tenían una conexión especial. Me enternecia tanto mirarlos, a mi querido esposo le había costado cinco meses poder cargar a nuestro bebé sin temor a lastimarlo, por lo que sus grandes manos lo sujetaban con una delicadeza inigualable.

Después de tal vez poco más de media hora en la que habíamos arrullado, consentido y adorado por completo a nuestro bebé salimos de la habitación, tratando de guardar silencio.

Jungkook me tomo de la cintura y me hizo enrollar mis piernas en la suya, fundiendonos en un beso que encendió de nuevo nuestros cuerpos y sentidos, casi corrió hacia nuestra habitación entre risas y besos traviesos. Sería una noche muy larga y ambos íbamos a aprovechar cada segundo.









𝓢𝓸𝓸 𝓙𝓮𝓸𝓷






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 "𝙾𝚗𝚎 𝚂𝚑𝚘𝚝𝚜 𝙹𝙺"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora