ᴀᴍᴏʀ ɪɴᴇsᴘᴇʀᴀᴅᴏ | Tʜᴇ 100 (PAUSADA)

Un pequeño obstáculo

Nos adentrabamos al gran bosque.
De un momento a otro Octavia se puso al lado mía y de Clarke.

—No te hagas ilusiones, Finn es mío—Dijo mirando fijamente a Clarke.

Uy, no me esperaba ese comentario de Octavia y por la cara que puso Clarke, ella tampoco.
No pinto nada aquí, así que mejor me voy.

—No te hagas ilusiones, me da igual—Respondío mientras la miraba igual.

Dicho esto, las deje solas y me fuí con Isabelle qué estaba caminando sola, viendo el paisaje detenidamente.

—Hola—Me sonrió Isabelle cuándo me vió llegar.

—Hola—Respondí también sonriente.

Se veía una chica muy simpática, aunque un poco tímida.

—¿Crees que encontraremos los suministros?—Me preguntó.

—Eso espero, porque sino, no sé qué haremos—Respondí suspirando.

—¿Queréis daros prisa?—Preguntó Clarke mirando a todos.

¿Desde cuándo estaba tan adelante?

—Venga Clarke, ¿Cómo puedes ignorar tanta belleza?—Habló Finn.

—Pues muy fácil, me pregunto por qué no hemos visto animales.

—Es verdad, puede que no haya ninguno o puede ser causa de la radiación y acabe con todos nosotros—Opiné.

—Qué buena eres dando esperanzas Kayla—Habló Jake burlesco.

Yo solté una risa nasal.

—Alguien le debería darle una zumaque venenosa—Opinó Octavia refiriéndose a Clarke.

Soltamos una risa todos.
La zumaque venenosa es cómo una especie de calmante, que ocurrencias tiene Octavia.

—¿Por qué no nos contáis que hicísteis para qué os encerrasen?—Preguntó Finn.

¿Encerio tenía que hacer esta pregunta?

—La zumaque no es la única hierba del huerto, ya me entiendes—Dijo Monty.

No me esperaba eso de Monty, tiene cara de niño bueno, pero bueno, las apariencias engañan.

—Y alguien olvidó reponer la que cogimos—Habló Jasper.

—Y ese alguien ya te ha pedido perdón—Dijo Monty.

—¿Y a ti Octavia? ¿Por qué te encerraron?

Hubo un silencio por unos largos segundos y después respondió.

—Por nacer—Dijo con semblante serio mientras miraba a su alrededor.

Todos se quedaron callados. Pobrecita, nadie merece eso, la mitad de las normas del Arca, por no decir todas, no tienen sentido la verdad... ¿Encerrar a alguien por nacer? ¿Enserio?

—¿Tú Isabelle?—Preguntó Finn para cambiar el ambiente incómodo qué se había formado.

—Tenía trece años, había una niña qué se llamaba Ruth qué desde los diez años no paraba de meterse conmigo, yo estaba harta de ella, tres años seguidos haciéndome todo clase de bromas, pegándome y metiéndose conmigo, ya no podía más.
Un día, estaba en el comedor, y se acercó y me tiró la bandeja de comida al suelo... todos se estaban riendo y no paraba de decirme toda clase de groserías. Cogí ya harta de todo y me levanté, la empujé tirándola al suelo y le metí puñetazos uno tras o otro, estaba cegada por la rabia.
Si no hubieran venido los guardias la hubiera matado allí mismo. La dejé muy mal, tuvo que estar hospitalizada, todavía sigue viva, a ella no la encerraron ni nada por el estilo, la dejaron libre, yo les expliqué porque había hecho aquello, pero pasaron de mí, no se lo creyeron, y solo me encerraron a mí.