Habitaciones sin luz

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Eiji se encontraba solo, no sabía que día era, pero estaba seguro de que ya llevaba más de dos días encerrado en esa habitación donde lo único que lograba ver y sentir son las lágrimas que caían sobre el suelo, por ratos caminaba por la habitación, por otros tantos hablaba solo y el resto del día solo lloraba y dormía, todos los platos de alimentos que le ponían cerca de su cama estaban allí, intactos, si ellos no le mataban,el mismo se moriría de hambre, tal vez esa sería la única manera de volver a ver a Ash.

-¿No piensas comer?- dice entrando aquel chino a la habitación contemplando los platos llenos de comida en descomposición.

-Yut Lung...- el peli negro se levanta de la cama llegando a su cabeza un millón de preguntas que aún quedaban sin responder.

-Escucha, hoy iniciaremos las pruebas con tigo y créeme cuando te digo que necesitaras fuerzas para soportarlo-

-¿por que estas haciendo esto?, ¿por que yo?-

Yut Lung toma algo de aire, camina lentamente hasta la cama sentándose en una de las esquinas tendiendo una mirada nostálgica.
-Por que ya te han salvado de pasar por el infierno muchas veces,cuando estuviste a punto de terminar siendo abusado por Dino, cuando casi fuiste asesinado por Shoter, te han salvado de quedar manchado muchas veces, en cambio yo...- se levanta poniéndose frente a Eiji.
-Yo en cambio, he tenido que vivir en el infierno para sobrevivir, te odió por ser alguien sin manchas, sin desaires, sin culpa, sin cicatrices, ¿CREES QUE POR PERDER A ASH ESTAS SUMERGIDO EN LA MISERIA?...
-No sabes nada, el dolor de una pérdida también lo pasé, así que no tienes excusas para llorar sin parar-.

Eiji quedo helado, bajo la cabeza ante los gritos, sabia que se trataba de alguien más jóven que él dejando salir su dolor y sabía que nunca entendería el sufrimiento que había pasado Yut Lung, mucho menos el que habia pasado Ash, pero no podía evitar sentirse mal.

-y te traje aquí porque me encargaré de hacerte pasar por lo mismo que alguna vez pase, por el mismo sufrimiento que atormento tanto a Ash hasta el momento de su muerte, así que prepárate Eiji, que esta vez no tendrás quien te salve.-

-No, espera Yut lung, quiero hablar contig-
El japonés se calla al ver a dos hombres con bata blanca entrando a la habitación, uno de ellos lo toma con fuerza mientras el otro hombre le suministraba con una inyección un extraño líquido, Eiji trata de escapar sin logran conseguirlo, aquellos hombres sonríen y salen de la habitación tirandolo de regreso a la cama.

Eiji estaba asustado, toca su brazo en donde le habían inyectado aquel líquido extraño, ¿que era ese extraño líquido?, ¿que tenía planeado exactamente Yut lung para él?.

- ¿Que es esto?- , dice el japonés mirando a las cámaras de la habitación.
- Se que me estas escuchando, ¡RESPONDE!-

Casi de inmediato entra nuevamente Yut lung a la habitación, poniendo una caja en la mesa de la habitación.
-Deja de hacer escándalo, lo que te inyectaron no es más que un afrodisíaco sencillo, serás el sujeto de prueba de este tipo de experimentos, una vez escuche sobre un hombre que logro concebir-
Se levanta acercándose a la cara del peli negro.
- Hare que logres concebir también, mientras tanto, esperó a que te acostumbres a esta clase de cosas-.

- Eso, no es posible, ¿por qué estas tan seguro de que algo así existe?-, el japonés comenzaba a sentir un calor por todo su cuerpo y su vista comenzaba a nublarse, su respiración comenzaba a acelerarse.

-Deja de hacer tantas preguntas y preocúpate por solucionar esa erección en tus piernas, también te traje este regalo, ocuparlo cuando estés listo-.

Eiji temblaba, el rose que hacia la ropa con su piel comenzaba a quemar, solo apretaba su entrepierna, no quería tener que consolarse a sí mismo sabiendo que estaba siendo observado por aquellas cámaras, nunca se había imaginado que esa era la sensación que provocaba estar bajo el efecto de ese tipo de drogas.
Mientras tanto, Yut Lung se encontraba mirándole a través de las cámaras en lo que parecía ser una de las habitaciones de su casa, toma el teléfono llamando a uno de los hombres encargados de cuidar al japonés.
-Ayudenlo, tal perece que no tiene intenciones de hacerlo por el mismo-.
Termina la llamada sin dejar de mirar la pantalla.
-Deja de hacer esto tan difícil Eiji...- dice Yut Lung para si mismo.

-¿Ustedes de nuevo?- El pelinegro se encontraba a la defensiva a pesar de que su cuerpo temblaba, ambos hombres vuelven a tomarlo con fuerza despojándolo de su ropa lo que alarma al japonés.
-¡NO, NO, YUT LUNG!, ¡PARA ESTO!, POR FAVOR...-
Uno de los hombres separa sus piernas mientras el otro tapaba su boca con fuerza sostenido ambas muñecas de Eiji.
-callate niño,solo hacemos nuestro trabajo-
Eiji es amarrado de ambas manos, dejando salir sus lágrimas, tenía miedo y no quería ser abusado.
-No llores niño, has que nuestro trabajo sea más fácil-, el tipo sostiene en sus manos un frasco con un líquido espeso dejándolo caer en lo que a simple vista para el japonés parecía una clase de esfera conectada a un cable. - ¿Vez esto niño?, aprende como funciona te será útil en el futuro-.

Eiji al ver que lo dirigía directo a su ano no puede evitar gritar, - ¡ALEJA ESO DE MI!, NO, NO, AAHH!- este encorba su espalda sintiendo un dolor en su entrada.
- No, eso duele, duele mucho, sacalo-.

Ambos hombres reían al ver al pelinegro temblar, -no parece que te duela si sigues tan duro-, atan sus manos a la cama y salen de la habitación encendiendo aquel vibrador haciendo que el pelinegro deje escapar una expresión de sorpresa dejando salir sus jadeos provocados por aquel artefacto.

- Ah!, mmmgh, por favor, saquen-me esto-.
Su interior dolía y sentía un hormigueo, intentaba zafarse de las ataduras de sus manos sin lograr conseguirlo, las vibraciones se hacían cada vez más fuertes lo que terminó por llevarlo a correrse en varias ocasiones, un rato después liberan sus manos y le dan un cambio de ropa.
-Bienvenido a tu nueva vida muchacho-.

Eiji tira al suelo la ropa y con una de sus manos tira con fuerza del vibrador sacándolo de él, las sabanas estaban manchadas, sus muñecas se encontraban rojas y las lágrimas no dejaban de fluir de sus ojos, se sentía sucio, mira a las cámaras sabiendo qué quien lo miraba era Yut Lung.
-A esto no se puede llamar vida-.

Lo que va después de la condenado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora