Lo que buscan mis ojos

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-Bienvenido de vuelta, Lynx-.
Blanca sonrie recargado sobre el marco de la puerta, aquel rubió quiso decir algo, pero de su garganta no salió sonido alguno.
-¡No puedes hablar pedazo de animal!, tu garganta esta seca, tu estómago con hambre y te temblaran las piernas si intentas levantarte de esa cama, espera aquí-
Blanca se va a la cocina a buscar algo de agua y algo de comer para el rubió.
-Toma, come despacio y cuando acabes volveré para hablar-.

Ash comió y bebió lo más rápido que pudo, dirije la mirada a uno de los costados de su torso mirando aún una venda, ¿No debería estar muerto?, mira la habitación y nota los aparatos médicos a los que estaba conectado, se los quita todos de un tirón, en su brazo tenía conectado un suero, estaba a punto de tirar de el cuando entra nuevamente Blanca a la habitación.
-¡TE CORTARE LA MANO DONDE TE INTENTES QUITAR ESO!-.
El rubió se sorprende y le mira con enojó.

-Aún eres un idiota incorregible, se que tienes muchas preguntas así que escucha bien, yo fui quien te salvó de morir en esa biblioteca, estuviste en coma casi tres mese...-

-¿Donde esta Eiji?-
Dice Ash sin rodeo alguno, tenía la mirada llena de enojo y era bastante notoria su prisa, no le importaba el echó de que le salvarán pero si le importaba el estado del japonés.

-Regresó a Nueva York y lleva desaparecido 1 semana-.

Ash aprieta las sabanas, las tira al suelo y baja de la cama sintiendo sus piernas temblar al tocar el suelo pero sin caer al pisó, -¿Quien lo tiene?-.

-¿Por qué me preguntas mí?, yo solo estuve cuidando de tí- dice Blanca enojado.

-Me iré, iré a buscar a Max- Dice el rubió saliendo de la habitación, comenzaría a reunir a todos en Nueva York para buscar a Eiji, Ash tenia un nudo en la garganta, un hueco en el estómago y un dolor en su pecho, su mente ya imaginaba lo peor.

-¡Hey niño!- El oji verde voltea a ver la puerta principal de la casa viendo la cara de Blanca.

- Dejame darte un aventón a la ciudad-.
Blanca le muestra las llaves de un auto, el rubio asiente con la cabeza.
-Gracias-.

Mientras tanto, el Infierno personal de Eiji seguía, se encontraba encadenado de ambas manos a la pared, había estado en esa posición durante días, no había visto a Yut Lung desde que inició su tortura, lo habían obligardo a tomar pildoras antes de cada alimento, le inyectaban estimulantes, y variaban las dosis de afrodisíacos, unos mas fuertes que otros.

- Es hora de tu pildoras niño- El hombre se acerca al japonés, abre la boca de este e introduce la píldora hasta su garganta, Eiji muerde la mano de aquel científico, consiguiendo que este le de un golpe en la cara.
-¡MALDITO MOCOSO!, tal vez entiendas mejor  a golpes-.
El peli negro no hace nada más que guardar silencio mientras el hombre salía de la habitación.
Ya no le importaba cuanto tiempo llevaba allí, solo podría pensar en Ash, día y noche sin descanso.

-Veo que te estas acostumbrado a tu nueva vida- Eiji levanta la mirada enseguida al ver que se trataba de Yut Lung.
-No has comido bien, ¿debería darte la comida en la boca?- toma las mejillas de Okamura con una sola de sus manos dándole una sonrisa victoriosa.
-O... ¿prefieres un nuevo juguete?, ¿Que dices Okamura?-.

Eiji no responde ante las preguntas del chino, cuando este suelta su cara, deja caer de nuevo su mirada al suelo.

- Si no quieres hablar, hagamos que quieras hablar-, truena los dedos haciendo que entren a la habitación uno de los científicos, este baja al suelo la ropa de Eiji, haciendo que este tense los brazos haciendo sonar las cadenas.
-Jajajajaja, ya hasta sabes que es lo que te espera, eres divertido-.  Dice Yut Lung.

El científico toma con una de sus manos un poco de gel y hace entrar un dedo dentro del ano de Eiji, este solo cierra los ojos soportando el dolor  haciendo fuerza intentando soltarse de las cadenas, aquel gel le estaba provocando incomodidad, dentro de él comenzaba a sentir un hormigueo, odiaba cada vez más esa sensación, por un momento aquel hombre había tocado un punto dentro de Eiji, haciendo que este soltara un grito.
-¡Aah!, no, ¡ahi no!- El japonés mueve sus caderas buscando ser liberado, el hombre se aleja de el, acercándose a la mesa.

-¿Que pasa Eiji?, ¿ya quieres hablar?- Yut lung sonrie sentado frente a su prisionero.
-pero si aun no inicia la práctica de hoy,  hoy subiras otro nivel en nuestra investigación-.

-Yut, por favor, para esto-.

-Wow, realmente si quieres hablar ahora, pero lo que me pides, no puedo hacerlo, pero respira profundo-. Yut Lung sonrie ante las palabras de Eiji.

-¿Que?, ¿Por q... AAAH!, NO, ¿QUE ES?- Eiji siente como algo entraba dentro de su ano con fuerza, el dolor lo invadía asiendo casi imposible soportarlo.

-¿Eso?, es solo un consolador, si queremos que alguien entre en ti para dejarte en cinta necesitamos que seas capas de aguantarlo,ánimo Eiji,lo estas haciendo bien-.

- ¡HAS QUE LO SAQUEN!,¡ DUELE INCLUSO MÁS QUE LA ÚLTIMA VEZ!, ¡YUT LUNG POR FAVOR!-.

-¿No puedes soportarlo?- aquel chino se acerca al oído de Okamura para susurarle, -Este dolor es el mismo que sufrió Ash y lo tuvo que soportar más de un vez- Eiji no logra soportar aquel dolor y termina por soltar lágrimas de sus ojos.

-No quiero esto, no lo quiero, ¡AAH!- encorva un poco la espalda sintiendo como las embestidas habían comenzado a una gran velocidad para el cuerpo inexperto de Eiji, cada movimiento aumentaba el dolor, el sonido que hacia el consolador al entrar y salir de él  le resultaba humillante, y era aun más humillante ser visto por alguién, después de un rato los movimientos se detienen.

-Creo que eso es suficiente por hoy para ti, pero vete acostumbrado a la idea de usarlos por tu cuenta-.

Eiji cae inconsistente, es liberado de las cadenas y llevado de nuevo a su habitación.
-Face uno del experimento terminada- dice un científico detrás de Yut Lung.

Lo que va después de la condenado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora