Lisa tenía los ánimos muy bajos y lo único que quería era morirse. ¿Qué bueno podría pasar cuando estaba por cometer un intento de suicidio?
"-¿Por qué no habías venido antes? Muchas veces te he llamado.
-Esta vez te he percibido sincera..."
🖤 Lésb...
⚠️ Se abordarán pensamientos suicidas; abstente de leer si crees que podrías incomodarte. ━━━━━━━━━━━━━━━━━━
Lisa se encontraba acostada mirando a la nada, debatiéndose entre sí debía hacerlo o no; se habían creado muchas formas en su mente de cómo podría llevarse a cabo su muerte, pero solo habían quedado ahí, en ideas.
Últimamente esos pensamientos habían ido en aumento, creyendo firmemente que esa podría ser la solución a todos sus problemas; problemas que ven insignificantes las demás personas pero que a ella la han llevado a un laberinto oscuro y sin salida.
A sus 21 años creía que ya había vivido lo suficiente, estaba cansada de su rutina y de esos pensamientos en la noche que solo le robaban el sueño y la hacían imaginar cosas horribles sobre su persona.
Cansada de tener que cumplir los estándares de su familia; tenía que hacerlos sentir orgullosos a como diera lugar.
Y ni hablar de su vida amorosa, tener que vivir dentro de un closet debido a su familia conservadora y homofóbica ya no daba para más. Todas esas relaciones con hombres solo para engañarlos de que no podía ser posible que era una de esas asquerosas marimachas, como se refería su familia cuando veían a dos mujeres demostrarse cariño en público o en la televisión.
Claro, ella ya había aceptado su orientación sexual desde su adolescencia; siempre ha sido una persona curiosa y no dudó en googlear sobre ello cuando no sintió normales sus sentimientos hacia su mejor amiga en secundaria. Ahí fue cuando se dio cuenta que jamás llegaría a sentir lo mismo hacia los hombres, no le generaban repulsión, pero simplemente no sentía atracción hacia ellos. Aunque no le dijo nada a su amiga al respecto, por miedo a que se acabara su amistad. Vivir en una pequeña ciudad no la ayudaba en lo más mínimo.
Así había pasado sus años de adolescencia, sin mostrarse por miedo a qué diría la gente; situaciones y pensamientos que prefería guardarlos y no contárselos a nadie. Ni la vez de cuando fue acosada a sus 16 años porque pensó que su familia no le creería y la tomaría a loca.
—¿Realmente estaré loca?— se preguntó Lisa. Pregunta que más bien iba con esperanzas de ser escuchada por su ángel de la guarda o cualquier otro ser divino que la acompaña.
Si bien no era atea, tampoco es como que creyera en la iglesia, ella simplemente aceptaba que habían otros seres divinos, y al leer tantos libros e historias al respecto, también creía en el Universo.
Continuó divagando en esa noche de insomnio.
¿Qué tan relevante sería una persona menos en este mundo? ¿A quién le importaría si ella ya no existiera? Al final de cuentas se sentía sola a pesar de la compañía de su familia y amigas cercanas; es verdad, los ama, pero se sentía insuficiente, un completo ser inservible, inútil y bueno para nada.
Ha tenido de todo desde pequeña; por lo material jamás se ha quejado, viene de una familia acomodada. Aunque sus papás casi no estuviesen en casa, se encargaban de que nada le faltara a su hija, olvidándose por completo que lo único que quiere un niño es afecto.
Dejando a un lado sus demonios, optó por escribir en su diario, ahí anotaba todos sus pensamientos y sentimientos que no le contaba a nadie.
Pero esta vez sería distinto, porque no iba a escribir algo cualquiera, sino una carta de despedida. ¿Realmente quería despedirse? Era algo que no sabía en concreto, pero se sentía flotando en un vacío, su cuerpo solo era una carcasa para ella en esos momentos de su vida.
No culparía a nadie por su decisión, solo dejaría en claro que no quería que le reprocharan lo que estaba a punto de hacer, que tampoco buscaran culpables y simplemente le dijeran que lo había hecho bien durante esos 21 años de vida.
Se encontraba llorando después de escribir esa carta. Ya no sentía que fuese tristeza, sino más bien una sensación de liberación. Así que también le nació escribirle a sus mejores amigas, Rosé y Jisoo:
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Mandó ese último corazón y ya no esperó respuesta de ellas; una porque no podía controlar su llanto, y otra, porque ya estaba decidida a hacerlo, no había vuelta atrás.
Puso su celular en modo "no molestar" y se dispuso a escuchar por última vez su playlist de Spotify.
—Bueno, hagan de las suyas— sonrió cerrando los ojos y deleitándose con sus canciones favoritas.
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Gracias por leer y en su caso votar y comentar❣️(holi fantasmita♡, a ti también te agradezco por leerme)💫
Repito, no leas si eres sensible sobre estos temas, pero por favor, no me reportes la historia, escribirla me está sirviendo como terapia en estos momentos de mi vida.
