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VICTORIA
Noviembre 24, Washington Estados Unidos.
Paso los brazos por el cuello de mi marido quien me besa el cuello en la cama, sus embates son acelerados poniéndome a saborear el clímax de ambos, poniéndome a saborear la delicia que es el orgasmo que se aproxima haciendo presión en mi estomago como si de un torbellino se tratara.
—Feliz día de acción de gracias. —murmura en mi cuello y quiero reír pero mis labios tiemblan y mi cuerpo tiembla por los segundos de placer que se evaporan poco a poco.
Sus ojos lascivos hacen contacto con los míos, asi abierta de piernas le grito con la mirada lo mucho que lo amo y lo feliz que estoy de que estamos juntos en estas fechas, siempre he amado los días festivos de invierno, demasiado diría yo. Era de las primeras en despertar en la mañana para abrir regalos, papá me consentía demasiado así que muy rara vez obtenia lo que no quería y tengo que admitir que todavía ayer estaba vuelta bolas pensando en que regalarle al hombre que me abraza ahora.
¿Que se le regala a alguien que lo tiene todo?
El pasa el brazo bajo su cabeza y me quedo mirándolo con la cabeza sobre su pecho, dibujo círculos sobre su pecho preguntándome si lo que le compre le gustara. Le beso el pecho y él mantiene la mirada en el techo como si algo le molestara o estuviese dándole vueltas a algo muy importante.
—Sam... —digo para llamar su atención.
— ¿Mmm...?—pregunta sin mirarme.
— ¿En que piensas? —pregunto en la misma posición—Últimamente te noto muy pensativo, es como si estuvieras aquí pero tu mente no. —digo.
Baja la mirada hacia a mi, pone las manos a ambos lados de mi cabeza, cierro los ojos doblando la cabeza un poco. Momentos como estos me gustan, la intimidad no solo es quitarse la ropa y tener sexo, la intimidad va mas alla trastocando barreras que todos por ley tenemos. Unas mas altas que otras pero al mismo tiempo tenemos la misma idea del porque tenerlas y es cuidar aquello que no queremos que lastimen en nosotros.
No me responde la pregunta y sigue mirándome cuando abro los ojos, las pupilas se dilatan ligeramente mientras no quita los ojos de mi.
>> ¿Estás pensando en lo que pasó en Brasil? —indago.
—No... —dice.
—¿Entonces en que? —pregunto curiosa.
Ladea una sonrisa.
— En ti. —dice mirándome y rodeo los ojos.
—Es enserio Samuel. Estoy intentando tener una conversación seria y madura aquí.
— ¿Entonces por que te ries? —dice haciéndome reír más.
Ni siquiera me había dado cuenta de que me estaba riendo, es que las cosas me salen tan suaves y sinceras con él.
— Eres un crío. ⎯—digo cruzando los brazos y sentandome en el borde de la cama aún desnuda.
Lo oigo reír cuando se sienta en la cama y aunque no quiera. Tengo que comenzar a hacer la cena de acción de gracias, los padres de Samuel llegaron ayer de Alemania y mi papá llegó de Italia hace unos días y llegó anoche a Washington. No quiso venir a la casa porque era muy tarde asi que se quedó en el que era mi apartamento.
Llame a mi tío Frank e intente convencerlo de que convenciera a su esposa y vinieran aunque sea de un día para otro pero están negados y de alguna forma u otra los entiendo.