CAP.2

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*Hugo*

—Entiéndelo Hugo, sabemos que no me queda mucho tiempo, tienes que sentar cabeza y madurar, no es posible que sigas viviendo como un crío de 17 años.

Mi madre tiene razón, aunque me cuesta aceptarlo, yo sé que he malgastado los últimos años de mi vida, estoy a un año de cumplir 39 años y tengo el espíritu de un chaval de 17.

—No digas esas cosas mamá.

—Hugo, es momento de ser realista, ya no está tu padre y yo no aguantaré más, quiero irme en paz, sabiendo que estas feliz con alguien que ames, que formes tu familia y sigas al mando de la empresa, tu padre hubiera querido eso, sabes muy bien que no doy para más de un mes, prométeme que vas a hacer el esfuerzo de encontrar una buena mujer y serás un gran novio o esposo, que formarás una familia, y que  seguirás llevando nuestra compañía.
Suena muy fácil, pero no lo es, lo que mamá me pidió a dos meses de su partida no se ha cumplido, yo le hice una promesa la cuál no puedo cumplir.
Estoy al mando de la empresa pero no he encontrado a nadie, durante los últimos dos meses he salido con al menos diez chicas diferentes, pero ninguna es la correcta, con ninguna he sentido una conexión como para casarme.
Pero lo prometí, y lo seguiré intentando.

—Hermano, tienes que tomarte esto en serio, tal vez buscar citas en aplicaciones no es la mejor idea, tienes que buscar algo bien, nada casual. Vamos, anda a descansar, ya es tarde, ¿Qué te parece si te tomas una semana de vacaciones?
Te puede ayudar, ve a un lugar lindo y conoce nuevas personas, con suerte y encuentras al amor de tu vida.
Estaba tomando la sería decisión de dejar de buscar alguien, me había cansado de las citas, bueno eso pensaba antes de conocerla.
Salí de la oficina derrotado, tomé la decisión de caminar para despejar un poco la mente y pensar las cosas, decidido a no buscar más un amor formal.

—¡Fíjate por dónde vas!

Es lo que escuche después de chocarse con una persona que no había visto por ir metido en mis pensamientos.
Al chocar se le resbaló el móvil y sus audífonos se desconectaron dejando escuchar un programa de radio, lo cogí y mire la pantalla.
Levante la vista para encontrarme con una chica confundida, esperando a que le regresará el teléfono.
Me disculpé y quise invitarle un café, ella se veía diferente, parecía una persona normal, pero a la vez de otro mundo. Tenía el cabello un poco desordenado debido al fuerte viento, pero no se veía mal, de echo su cabello rojizo resaltaba en medio de la oscura noche, su piel blanca como la nieve resaltaba las tan lindas pecas en sus mejillas, tenía unos ojos para morirse, grandes y de un color no tan fuerte.
Es perfecta, pensé de inmediato. Fue en ese momento en el que supe que había caído ante sus pies.
Mi mente se hacía miles de películas, pensando en que al menos me recordará. Me quedé como idiota viendo como lentamente desaparecía entre la multitud, es perfecta.
Quiero volver a verla, necesito volverla a ver, hablar con ella y conocerla. Siento que ella es l indicada, algo me dice que voy. Volverla a ver, solo el destino sabe que es lo correcto.

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