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Any: ¿harías eso por mí amor?  – asintió sonriendo – Pero ¿y la cena?

Poncho: calentamos luego, lo importante es mi poco relajado.  Él la levantó del sofá.

Any: hmmm... así que quiero tu compañía en el baño, solo para asegurarme de que me estoy relajando de verdad.

Poncho se rió, tomando a Any en sus brazos hasta el dormitorio.

La dejó sobre la cama y fue al baño a preparar un baño.  Cuando regresó al dormitorio, ella ya estaba desnuda y solo vestía una bata.

Poncho: listo para bañarse.  Dijo, extendiendo la mano para tomar su mano.

Any lo siguió hasta el baño, se quitó la bata y se hundió en la espuma.

Any: bebé, no estaba bromeando cuando dije que te quería aquí conmigo.

Poncho se rió: pero ya me he bañado.  - pasándose la mano por el pelo mojado.

Any: pero yo no estuve aquí, cierto nerd.  - puso los ojos en blanco - ¡Detente gratis y sube pronto!

Poncho levantó las manos en señal de rendición y se desvistió.  Any le dio espacio en la parte de atrás para que él pudiera sentarse detrás de ella.  Tomó la esponja y la pasó por su cuerpo, Any se sentía totalmente relajada, los movimientos eran ligeros como un masaje.

Poncho: ¿Cómo estuvo la gira?  preguntó él frotando su espalda.

Any: amor agotador!  No he estado tan lejos en un tiempo.  – Suspiró – Y mira, solo eran bikinis.

Poncho: ¿Y en qué se convirtieron los bikinis?

Any sonrió con los ojos cerrados: con un precioso peep toe rojo, una falda playera de encaje azul que combina a la perfección con dos de los nuevos bikinis, una sandalia de pedrería y un vestido ligero si vamos a salir de noche.

Poncho se rió: ¿y cuántos bikinis compraste?

Any: cinco.  - respondió con naturalidad.

Poncho: ¡Para qué cinco Any si solo nos quedamos tres días!  - Sin entender la exageración.

Any: soy una mujer cautelosa, ¿y si uno o dos de ellos se estropean o desaparecen allí?  No repetiré bikini para nada, amor.

Poncho: Bien, entendido.  Pero, ¿y el zapato rojo?

Any: ¡Lo compré porque es divino!  – se giró hacia él – Ya basta de criticar mis compras y cuidarme.  - lo regañó.

Poncho movió la cabeza riéndose: y lo que quiere mi princesa.

Any: un beso muy bonito!  - haciendo pucheros.

Poncho: Sabes que dentro de esta bañera no se detendrá solo en el beso, ¿verdad?

Any sonrió: esa es la tonta intención.

Poncho: pero no estas cansada traviesa?

Any: nunca para ti.

Poncho se acercó a su rostro y la besó, entre caricias y manos tontas, Any ya estaba frente a ella, sentado en su regazo, balanceándose provocativamente.

Poncho la levantó lo suficiente como para traerla de vuelta sobre su pene erecto.  Se sintió llenando cada parte de ella, escuchando los gemidos que escapaban de la boca de Any.

Agarró los pelos de la parte posterior de su cuello y comenzó a moverse intensamente de un lado a otro, meneándose y jugueteando con mordiscos en el cuello y el lóbulo de la oreja.

Poncho acariciaba un seno con una mano mientras chupaba el otro.  Con su mano libre, sujetó la cintura de Any, aumentando los movimientos y juntos llegaron al clímax, jadeantes y satisfechos.

Después de unos minutos salieron del baño, cenaron y se fueron a dormir juntos.  Agotados, no tardaron en quedarse dormidos.

Poncho sintió que la semana siguiente se alargaba, tal vez por el loco deseo de que pasara pronto para poder viajar.

Cuando finalmente llegaron las vacaciones, en lugar de respirar aliviado, se puso aún más tenso.

Se encontraron con sus amigos en el aeropuerto y todos estaban en el mismo vuelo.

Apenas llegaron a la casa, agotados por el viaje, cada pareja escogió su habitación para descansar un poco.

Poncho dejó su maleta en un rincón de la habitación y fue directo a ducharse.

Any: hola guapo!  - llamó desde la puerta del baño - ¿Era tu intención salir del baño desnudo y mojar toda la habitación o en verdad olvidaste que necesitas una toalla para secarte?  preguntó juguetonamente.

Poncho se rió: Realmente lo olvidé.  Tenía tantas ganas de bañarme que me olvidé de ese detalle.  - pasándose la mano por el pelo.

Any sonrió: por suerte para ti estoy aquí.  - dejó la toalla en el perchero y estaba a punto de irse.

Poncho: porque no aprovechas y te bañas conmigo?

Alguna: solo baño?  - Preguntó haciendo un puchero.

Poncho: ¿Qué más quieres mujer?  - empezando a reír.

Any sonrió: todos ustedes.  - la voz baja como si contara un secreto.

Poncho: Ven pronto.  Abrió la puerta de la ducha para que ella entrara.

Any se desvistió rápidamente y ya estaba en los brazos de Poncho, en un beso caliente, sus piernas envueltas alrededor de su cintura, sus manos en su cabello mojado.

Poncho sujetaba a Any por las caderas suspendida contra la pared, apretándola contra su cuerpo.

La penetró rápida y profundamente con embestidas cada vez más fuertes.

Any ahogó sus gemidos en el hombro de Poncho, mordiendo y arañando su espalda.

Unas cuantas embestidas más y llegaron al clímax, sus cuerpos mojados y pegados.  Terminaron su baño y fueron a acostarse un rato.

Poncho despertó con un golpe en la puerta, se levantó para ver quién era.

Chris: ¿todavía estabas durmiendo hombre?

Poncho: Yo estaba.  - los ojos apenas estaban abiertos, la voz ronca - ¿Cuántas horas?

Chris: Hora de bajar a cenar.  - dijo riéndose - Ya están todos ahí abajo, menos tú y Any.

Poncho: Recién la voy a despertar y ya bajamos.

Cris: belleza.  - Hizo una pausa pensativo - Todo está bien para mañana, ¿no?

Ponchos: si.  - Miró hacia la cama para ver si Any seguía durmiendo - Solo necesitamos una excusa para que salgan de casa por la tarde y solo regresen por la noche.

Chris: Pensamos en algo.  - Le palmeó dos veces el hombro - Te espero abajo.

Poncho asintió y volvió a la cama para despertar a Any.

Poncho: despierta princesa.  - susurró besando el lóbulo de su oreja - Hora de cenar.

Any movida en la cama sonriendo: me encanta despertarme así.  - ojos aún cerrados.

Poncho: La gente solo nos está esperando gatito astuto.  - repartiendo besos alrededor de su cuello.

Any: y si sigues con estos besos, esperarán mucho más.

Poncho se rió, alejándose: ¡Me detuve!  Ahora, mi princesita, levántate para que podamos comer, me muero de hambre.

Any: Me voy.  - Dijo ella con picardía, levantándose.

Pronto bajaron a la sala y encontraron a sus amigos.

Aprendiendo amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora