CAPÍTULO DIECIÉIS
Vale, ya podría decir que Misha sabe más de mi vida que yo mismo. Y no lo digo como nada malo, si alguien tiene que conocer mis puntos débiles prefiero que sea ella.
Aunque, ahora mismo, no estaba pensando precisamente en eso.
Misha toca su solo de guitarra eléctrica mientras me estoy preparando para retomar la canción, Can't stay away from you. Es una de las que grabamos y entraron en el disco y básicamente son todo indirectas a Misha. Es una canción que habla de ella, que expone mis sentimientos a ella y que quiero que sepa que le pertenece. Más ahora que estoy pensando en ese beso en la playa.
Termina con su solo y me hace un pequeño gesto con la cabeza para darme la entrada.
Continúo con el estribillo y veo cómo se la iluminan los ojos. Cómo... cómo si de repente hubiese encajado algo en su mirada que antes de esto no cuadraba. Supongo que por la letra.
Oxygen, a couple of books, my guitar and you.
That's everything I need,
I can't stay away from you.
Agarro el micrófono más fuerte y le grito a la multitud.
—¡Más fuerte, Chicago! —todo el mundo ruge.
Llego a la última palabra de la canción, la cual alargo exageradamente para hacer una vocal.
Las chicas de primera fila se vuelven histéricas, y alguien me lanza algo. Me agacho para ver qué es y enseguida me arrepiento.
Es un sujetador.
Cómo prefiero tocarme estas cosas a coña, lo tomo del suelo y en la pausa que hay entre canción y canción, me lo pongo sobre mi camiseta blanca de tirantes. Es de un color rosa chillón y la copa no es de gran tamaño.
Me vuelvo a llevar el micrófono a la boca.
—¿De quién es esto? —pregunto señalando la prenda ahora en mí pecho.
Varias chicas levantan la mano, pero sé de quién es porque el grupo de gente de alrededor suya la están mirando. Cuando señalo a la chica que no debe de tener más de veinticinco años, empalidece un poco.
—¿Cómo te llamas?
Grita algo que no alcanzo a comprender.
—¿Cómo?
—¡Ellie! —responde todo el mundo.
—Vale, Ellie. ¿Quieres recuperar tu sostén? Pues ven a recuperarlo.
Misha ríe a carcajadas en el otro lado del escenario.
La chica avanza como puede entre la multitud y consigue llegar a primera fila. Salta la valla de seguridad y la ayudo a subir al escenario. Al hacer fuerza de más me recorre un latigazo en la pierna. Lo dejo pasar.
Una vez la chica está entre Misha y yo, puedo observarla mejor.
Es muy delgada, excesivamente (probablemente a eso se debe la pequeña talla de sujetador). Ni muy alta ni muy baja. Sus ojos son grises y su cabello es de un castaño cobrizo. Diría que tira más a pelirrojo que a castaño. Es guapa, no mentiré, pero... Es rojo y prefiero el amarillo.
—¿Cómo has dicho que te llamabas? —pregunta mi compañera y le tiende el micrófono.
—Ellie.
—Muy bien, Ellie. ¿Por qué me has tirado tu sujetador?
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Cántame y dime que me odias
Подростковая литератураSe conocieron por accidente. Y en seguida supieron una cosa. Que estaban enamorados... ¿Qué? No, al contrario. Se odiaban a muerte. Y la situación no mejora ni por asomo cuando a ambos les ofrecen el mismo puesto en la industria musical. Las opci...