Astaroth y su nueva vida.
CAPÍTULO 1. Parálisis
En la avenida Rio Bravo un autobús circulaba a toda velocidad sin respetar a los autos contiguos, incluso se podía apreciar por las ventanas de este al igual que en su puerta, la gente desbordando, pues al igual que rompía reglas de tránsito, así lo hacía con la integridad de sus pasajeros. El conductor era un joven de 27 años de edad que le gustaba la música de banda, música que por cierto colocaba de fondo en aquel trasporte. El volumen era tan alto que los quejidos de las personas a bordo se perdían en esos ritmos bailantes.
El joven conductor era padre de cuatro niños menores de 12 años de edad. Había empezado su vida sexual a muy temprana edad y ahora parecía que el tiempo había caído como balde de agua fría, pues su apariencia era la de un hombre de cuarenta y tantos años, con aspecto descuidado y cansado, muy cansado. Las sombras oscurecidas debajo de sus ojos y un hundimiento muy pronunciado en estos lo hacía ver cómo una persona de no confianza, de un hombre pervertido o un maleante en general.
Cruzando otra avenida que se conectaba con la ruta en la que iba el autobús, iba un carro tipo sedán; era un auto color negro, con rines relucientes «parecían nuevos» había una figurilla sobresaliente en la parte delantera del cofre y alzándose a la vista una especie de letra "V". Al parecer era un automóvil de gama alta.
Sus ocupantes eran cuatros personas; entre ellas había una mujer de cabello castaño obscuro con un peinado perfectamente acomodado para dar ese efecto glamoroso de ondas, así como una aura de soberbia que despedía ante lo demás. Ella parecía que pertenecía a la clase alta de aquel país, ya que en muchos de los mensajes que recibía en su teléfono móvil la mayoría de sus contactos la llamaban «jefa».
El segundo individuo, era un hombre alto de tez blanca, tenía el cabello negro el cual resaltaba con el brillo que le daba al aplicarse productos para tenerlo peinado hacia atrás. Era un hombre adentrado en los cuarenta años, y al igual que la mujer en el mismo auto, parecía muy ocupado, pero en este caso era con su ordenador portátil.La tercera persona era un chofer de esa familia, que de vez en cuando ponía música del agrado del hijo de esa pareja; había estado trabajando para la familia Rasmussen desde la edad de 14 años. Ahora con sus 29 años de edad, Jorge, el cual era su nombre, estaba acostumbrado a comportamientos, deseos, gustos y disgustos de esta familia élite.
El cuarto, pero no menos importante pasajero de aquel vehículo lujoso, era un niño de 14 años de edad. Era el único hijo del matrimonio Rasmussen. Acababa de salir de la supervisión del nuevo edificio de tecnología que pronto daría a la ciudad y a grandes empresarios la oportunidad de favorecerse con la velocidad, durabilidad y a pruebas de catástrofes: energía y red de comunicación de última generación.
El pequeño Rasmussen había hecho un acto protocolario con sus padres en la presentación del piso número 180, que también era el último, lo que significaba que faltaba poco para inaugurar el edificio.
Estaba cansado y un tanto fastidiado, a lo que su chofer y amigo llamado Jorge se dio cuenta rápidamente e hizo sonar la Traviata a un nivel alto de sonido. Sonrío el joven Rasmussen, pero prontamente su madre le dirigió una mirada de disgusto a Jorge y, este bajó enseguida el volumen.La señora Rasmussen dejó su celular a un lado y miró detenidamente a su hijo, no parecía molesta, al parecer sólo quería darle algún tipo de consejo. Ella suspiró y se preparó a hablarle, lo rodeó con su brazo izquierdo y lo acercó a ella en un abrazo cariñoso.
—Hijo— El pequeño levantó las cejas y la miro hacia arriba —, el año que viene irás a un internado en Noruega, así que espero te comportes allá y no ocasiones muchos disgustos a tus profesores. Sabes que en ese internado ha estado por generaciones nuestra familia, incluso tu tío Niels es ahora el director. Esperamos mucho de ti y, sobretodo esperamos que alguien que nosotros y tus abuelos y tatarabuelos...
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Astaroth
FantasyEs el turno de Astaroth; desterrado, humillado, traicionado y asesinado por su padre. Él quiere venganza, sólo que no lo sabe o, mejor dicho, no lo recuerda... El reconocimiento de una nueva alma no será nada fácil, pero eso sólo lo sabrá Astaroth. ...