IV

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CAPÍTULO 4: RESCATE ... ੭ ·




Había memorizado el plan desde el momento en el que llegó a su mente. Sería sencillo. Tenía qué.

La ubicación no era exacta, tenía las descripciones vagas por parte de los espías encontrados, con eso bastaría, mas Katsuki no podía sentirse más ansiado al respecto. No por él mismo o sus compañeros, todo dependía de Kirishima y de un poco de magia.

Endeavor tenía a expertos en la magia ilusoria a su lado, en lo personal no los llamaba brujos, era un término muy extraño para su vocabulario, sobre todo porque nunca antes trató con alguno de ellos.

Para el ataque perfecto, Kirishima debía llegar a escabullirse en la fortaleza de los rebeles con la ayuda de la magia de la reina para hacerlo soportar temperaturas bajas en el bosque y la magia ilusoria para que nadie logre notar la enorme figura del dragón. Una vez en esa posición, los guardias reales liderados por Aizawa crearían la distracción.

Fue exactamente lo que ocurrió, para el momento en el que Katsuki y Sero se acercaban a la estructura de piedra, permaneciendo con el perfil bajo, vieron a varios hombres tendidos en el suelo tiñendo la blanca nieve con el rojo carmesí de su sangre. Ningún guardia real era parte de las víctimas. El humo que habían visto hace algunos segundos, lo cual era la señal para el siguiente paso del plan, fue causado por Kirishima al momento de escupir una ráfaga de fuego al cielo, rompiendo el hechizo ilusorio, rugía y con la figura imponente de dragón aprovechaba para espantar a algunos enemigos. Tuvo que abstenerse a usar más fuego de lo necesario para evitar algún daño hacia la fortaleza que perjudicada indirectamente a la princesa.

Con todo el alboroto y la pequeña batalla, el rubio cenizo aprovecharía para escabullirse dentro, encontrar a Aiko y con algo de suerte, al líder de ese grupo de ineptos como él le gustaba referirse a los "rebeldes".

Pero de pronto, ocurrió algo que nadie esperaba haciendo que todos quedaran helados en sus lugares. Desde una de las torres de aquella estructura salió algo parecido a una montaña de hielo gigantesca.

Katsuki oyó la voz de Aizawa a lo lejos, quien miraba a la misma dirección que él. El mayor llamó su nombre, puesto a que se había quedado estupefacto ante el enorme muro de hielo. Era ella. ¿Pero por qué apenas estaba actuando?

Según sabía, Aiko no tenía control del poder de hielo que poseía, nunca lo había manifestado antes. Algo debió haberle sucedido para que se activara de un momento a otro y en esa precisa situación.

Así que sin perder más tiempo, se echó a correr con Sero siguiéndole. Al menos aquella señal fue lo que le sirvió para hallar con su ubicación rápidamente. Corrió entre pasillos, chocando con algunos de los tipos contrarios que no resultaron rivales para él.

Una habitación rocosa con algo de moho, además de una cama pequeña para nada cómoda sin indicios de la princesa fue lo que encontró y por su puesto, todo cubierto de hielo, dentro de la pared más cercana, halló lo que ahora sería el cadáver de un hombre petrificado. Katsuki unió cabos, probablemente solo se había defendido y no controló lo que hacía. Eso fue lo que debió haber pasado.

Pero ahora no tenía una idea de qué hacer, Aiko no se encontraba ahí. Si bien era parte de su plan usar a la guardia real, no pretendía mandarlos a un matadero. Por otro lado estaba su dragón, la magia tenía un límite, pasado este, el desenlace de Kirishima no sería otro mas que la muerte. Era consciente de que aquello no era culpa de Aiko pero no pudo evitar maldecirla en su mente.

Debía pensar en algo rápido.

─Sero, ve con Denki y hagan sonar el silbato.

─¿Qué harás?

─Buscaré a Aiko, si tuvo oportunidad de escapar, no pudo ir tan lejos.

El pelinegro tragó saliva, al intentar replicar, la mirada sombría y autoritaria de Bakugo lo congeló más que el hielo que los rodeaba, así que no le quedó más que asentir y salir del lugar.



─♔─

Aiko había dejado un rastro de hielo sobre la nieve que Bakugo no pasó desapercibido al salir de la torre. A lo lejos vio como Aizawa capturaba a los pocos hombres que habían sobrevivido a su ataque, supuso que sería para encarcelarlos no sin antes obtener más información sobre dicho grupo, aunque de igual forma su destino no era diferente al de los muchos que yacían en el suelo, todo aquel que cometiera traición sería ejecutado. Percibió su frustración, era obvio que aquellos hombres solo seguían órdenes, ninguno parecía ser el líder. Era un problema que solo se estaba haciendo más largo.

Desvió su mirada una vez más y se dio cuenta de que Kirishima ya no estaba ahí.

Aceleró el paso, adentrándose de nuevo a estar rodeado de árboles. Las pisadas eran claras y su ansiedad poco a poco disminuía. Se dio cuenta de lo mucho que necesitaba salir de ese lugar, no solo del bosque si no del norte.

La cabellera albina resaltando sobre la nieve se llevó toda su atención. Por fin la había encontrado, estaba inconsciente pero viva. Se encontraba recostada en un árbol, abrazándose a ella misma, la ropa que traía estaba violentamente rasgada. Memorizó cada facción de su rostro, cada centímetro de su anatomía, desde sus pies descalzos hasta la expresión de cansancio que mostraba aún dormida.

Era muy diferente al retrato que había visto.

Sin pensarlo mucho, se quitó la capa gruesa que le habían entregado antes de partir y la cubrió con ella al mismo tiempo que la cargaba y retornaba su camino por donde había llegado.

─¡Princesa!─ exclamó Aizawa al ver a Katsuki llegar con Aiko en brazos.

La expresión de preocupación por parte del pelinegro solo aumentaba el respeto que sentía por él. Era increíble como hasta un hombre como él, sin ningún vínculo realmente fuerte como el de sangre, se preocupaba más por ella que su propio padre.

─Yo la llevaré al castillo. ─al confesar eso, se ganó las miradas curiosas de varios guardias, incluso del mayor de todos. Su agarre ahora rozaba con lo posesivo al momento que alguien trató de apartarla de él.

Momentos atrás él mismo lo había dicho, era su princesa y su responsabilidad de ponerla a salvo y regresarla con su padre. Pero había decidido que él mismo la llevaría ante Endeavor.

Nadie dijo ni una sola palabra más y para Katsuki eso fue suficiente para continuar con su camino. Llegaría al punto de encuentro, la zona más cálida del bosque, allí los esperaban Denki y Sero más tres caballos y obviamente Kirishima.

Los animales de tierra no es personalmente lo suyo, pero al pensar en la princesa resultaría mucho más cómodo para ella.

─¡Bakugo, por fin apareces! Comenzábamos a preocupar-

Denki detuvo su hablar al ver con mayor detenimiento a su amigo y a lo que este cargaba.

─¿Ella está bien?─ quiso saber Sero, quien solo obtuvo un ligero movimiento de cabeza por su parte afirmándole.

Una carpa pequeña construida improvisadamente fue a lo siguiente que se acercó y depositó el cuerpo frío de Aiko en el pequeño colchoncito. La llevaría con Endeavor, sí, pero debía despertar primero.

A SONG OF DRAGONS ·.★· 𝙗𝙖𝙠𝙪𝙜𝙤 𝙠𝙖𝙩𝙨𝙪𝙠𝙞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora