Mi amistad con el costeño

4 1 0
                                    

  Mi amistad con el costeño

  Ahora les hablaré sobre Ian, el sexy chico de Barranquilla. 

  Ian era tan guapo que dolía, con unos rizos castaños que caían enmarcando su bonito rostro. Ojos cafés, labios finos y de un atractivo tono rosa. Su contextura era delgada y atlética, con los hombros anchos y la cadera estrecha. En fin, que su físico me tenía donde quería. 

  Por otra parte Ian tenía una personalidad curiosa, porque en ningún momento intentó fingir ser alguien que no era. Siempre fue bastante genuino, al punto que se notaba en su manera de reír, en como me presentó a su familia por una videollamada y por cómo me decía las cosas sin pelos en la lengua. Nunca era todo alegre, siempre mezclaba sus estados de ánimo con algo de sarcasmo. 
 
  Ian de a momentos resultaba un tanto depresivo y pesimista, pero aprendí a aceptar eso de él.

  Ian amaba a su familia. Siempre se esforzaba a la hora de trabajar para darles un mejor futuro a su mamá y a sus hermanas. 

  Pero por otra parte él odiaba salir, tanto que pasamos siete meses antes de poder vernos. 

 Ahora te hablaré del día que nos vimos, un jueves en la mañana. 

  Recuerdo que estaba soleado.

  Habíamos quedado en vernos cerca de una zona llena de graffitis. Fui sola esa vez porque me sentía segura en esos siete meses donde conocía a Ian como si hubiésemos sido amigos de toda la vida. Tanto, que al verlo llegar no hubo ni un solo detalle en su aspecto y personalidad que se me hiciera desconocido. Todo fluyó de una manera increíble.

  El paseo fue divertido, bromeamos todo el tiempo y hablamos de cosas tan estúpidas que nos daban risa. Llegué incluso a sentir las mejillas entumecidas de tanto reír. Esa fue sin duda una salida inolvidable.

  ¿Lo curioso? Estuve tan distraída y feliz, que mi lado romántico quedó de piedra cuando él me robó un beso. Yo, Celeste, no había esperado un beso. Yo, que respiro amor y sueño con corazones, en ningún momento sentí la necesidad de que algo más pasara entre nosotros. 

  Pero pasó, nos besamos. 

  Y luego llegó la hora de despedirnos y en esa última mirada antes de que cada quien tomara su camino, de alguna manera entendimos que hay muchos tipos de amor y que el nuestro era un amor de amistad. Ninguno rechazó al otro y no hubo necesidad de dar explicaciones. Hubo un acuerdo tácito.

  Solo fluyó de esa manera, y por primera vez, yo estaba feliz sin ningún cupido a mi alrededor. 

Lección de vida número dos: si disfrutas más de los pequeños detalles y no te agobias idealizando el amor, la vida se siente más ligera. 

~♡

  Holii, ¿cómo los trata la vida? A Ian y a Celeste los trató de maravillas.

  El amor de amigos es de lo más bonito.

  Besito para que se sientan amados.

  E. L.

¿Y si hacemos Match?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora