Capitulo 20

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En la fortaleza roja se encontraba un gato, era famoso entre los sirvientes, tenia una oreja rota, una cicatriz sobre su ojo, parecía ser que fue obtenida en un feroz combate, era famoso por su mal carácter, especialmente porque no permitía que nadie se acercara, era muy violento e incluso con las personas que intentaban acariciarlo o alimentarlo. Era imposible atraparlo muchos lo habían intentado, sobre todo la servidumbre de las cocinas, puesto que este felino solía robar diversos alimentos, se negaba a cazar ratones como si estos no fueran dignos de su paladar, con el pasar del tiempo los sirvientes simplemente comenzaron a ignorarlo, como una plaga que no podía ser erradicada.

Todos en la fortaleza le ignoraban, todos menos una jovencita, esta intentaba constantemente atraparlo, ponía trampas y todo tipo de engaños para atraer al animal, y siempre había fallado, pero ella se negaba a ceder, había atrapado todos los gatos de la fortaleza roja, todos menos a este pequeño bribón.

Con los intentos fallidos y con las estrategias fracasadas había aprendido ciertas peculiaridades del animal, amaba cazar de noche, aunque fuera por diversión, rara vez consumía sus presas, era un animal cruel pensó la joven, también que tenia un gusto por la carne vinagrada de las cocinas, que le encantaba tomar el sol sobre los tejados de la armería, o que disfrutaba rondar por diversas habitaciones de la fortaleza, pero especialmente en una.

Esa habitación era considerada por muchos que estaba maldita, e incluso se evitaba usar, no era cualquier habitación era una de las mejores del castillo, esta habitación en especial le había pertenecido a una pequeña niña, esa niña había amado al gato con todo su inocente ser, ella decía que era su pequeño dragón, su guardián y protector, e incluso al final el gato tomo en serio aquellos votos e intento protegerla.

Una niña que fue sacada debajo de la cama de su padre y apuñalada sin contemplación alguna por parte de su asesino, ya fuera que muriera ahogada por su propia sangre o por las heridas, el gato nunca olvidaría esto. La pequeña Princesa Rhaenys y su gato Balerion.

El pequeño gato en ese momento nunca olvido a los hombres malvados, nunca perdono a las personas, a los humanos en general, no los quería en su fortaleza y tampoco en su habitación, pero el pequeño animal entendía que no era fuerte, no aún.

Ahora estaba esta nueva jovencita que se había vuelto tan decidida en atraparlo, era difícil para el definir que era o no de su agrado.

La jovencita, era Arya Stark quien luego de su regreso a la fortaleza, especialmente desde que Jon era el rey, había aprovechado todo momento para volver a sus viejas andanzas y sus aventuras, en parte quería terminar este trabajo que su viejo instructor de baile que en realidad era el espadachín que su padre contrato para entrenarle.

Syrio Forel había sido un gran hombre ante los ojos de Arya y una persona que admiro mucho, siempre le había hablado sobre la importancia para todo espadachín a la hora de imitar a los gatos, si pudiera sonar algo tonto y en su momento ella también lo pensó, per intentar imitar ese sigilo, esa forma tan ágil de moverse de los pequeños felinos había conseguido sobrevivir, si imitar a un gato le había salvado la vida pensó con cierta sátira sobre el asunto.


Deseaba terminar la tarea que él le había dado atrapar hasta el ultimo gato de la fortaleza roja, pero sus intentos habían vuelto a fallar y este gato gruñón, seguía escapando, no solo eso conseguía cambiar sus hábitos y Arya podría jurar que lo hacia para fastidiarla a ella, entonces fue el momento en que la mas pequeña de los Stark decidió jugar sucio, comenzó a usar los pasadizos, las puertas falsas y esos pequeños secretos en la fortaleza roja que había descubierto cuando su padre era mano del rey y que en el pasado le ayudaron a escapar de las garras de los Lannister.

El gato ahora Sali a las altas horas de la noche, parecía tener un gusto peculiar por la hora del lobo y Arya estaba despierta, lista, preparada para buscarle, atraparlo y tener ese triunfo pequeño sobre la pequeña y escurridiza bestia.

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