ANNE
Estaba andando por aquel interminable pasillo deseando volver a casa y encontrar la manera de contarle a mis padres que lo había jodido todo cuando una chica que andaba despistada chocó contra mí.
—Perdóname, ¿Te he hecho daño? —se disculpó enseguida avergonzada mientras se ponía un mechón de su pelo rubio detrás la oreja.
Algo dentro de mí se rompió al ver a aquella chica. Una piedra se atoró en mí garganta y fui incapaz de responder.
—¿Hola? —pasó su mano por delante de mí cara esperando mí reacción.
—Lo siento, andaba despistada—me sinceré observando cómo me miraba atenta con sus enormes ojos verdes.
Era alta, delgada y tenía los ojos ligeramente rasgados. Sus labios eran carnosos e iba ligeramente maquillada con un delineando fino y perfecto que alargaba aún más su mirada.
La chica me sonrió y yo repetí su gesto avergonzada.
No entendía que me había ocurrido, pero quería salir de ahí lo antes posible.
—No te preocupes, no es lo más raro que me ha pasado hoy, ni esta semana —dijo riéndose la chica.
—¿Eres nueva? —me preguntó la chica, curiosa.
—No estudio aquí. Solo he venido a ver a un viejo amigo —mentí.
La chica se quedó mirándome en silencio y yo aproveché para despedirme y salir cuanto antes de allí.
Pase los cuarenta y cinco minutos de vuelta intentado no pensar en que mi primera experiencia en Madrid no había sido para nada como me esperaba y sabiendo que todo iba a ser más duro de lo que había imaginado.
Cuando por fin llegué al rellano de mi edificio, un chico moreno, alto y con el pelo despeinado me esperaba apoyado en la puerta de mi casa. No tenía ni idea de quien era y tampoco quería comprobarlo.
—¡Hola vecina! ¿Tienes agua caliente? —me saludó nada más verme.
—No lo sé, acabo de llegar —le respondí con tono borde. Estaba agotada. Agotada de todo.
—¿Acabas de mudarte? ¿Hoy mismo? —preguntó curioso mientras yo buscaba las llaves de mi casa en la mochila.
—No—titubee nerviosa—Hace algunas semanas—le respondí sin ni siquiera entender por qué estaba respondiendo a las preguntas de un desconocido que aseguraba ser mí vecino.
El chico era bastante alto, moreno y su pelo era castaño y rizado. Vestía un chándal y no tenía idea de dónde había salido. Era bastante guapo, pero era justo todo lo contrario de lo que quería en ese momento: Complicarme aún más la vida.
—¿Y de dónde eres? No tienes acento de aquí...—Apoyó un brazo en el marco de mí puerta mientras yo seguía buscando mis llaves.
—No te voy a responder porque ni siquiera sé quién eres —le respondí incomoda observando cómo estaba amenazantemente cerca de mi—. Seguro que es una excusa para colarte en mi casa.
El desconocido se acercó más a mí en tono chulesco. Aproveché y agarré el bote de espraypimienta que mi madre me hizo comprar cuando le conté que me mudaría sola a Madrid. Lo mantuve en la mochila, pero estaba lista para rociárselo y salir corriendo en cualquier momento.
—Eres del norte, ¿verdad?
—Te aviso que llevo un espray de pimienta y que como no salgas de aquí vas a pasar ciego las próximas dos semanas —le avisé.
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RESILIENCIA
Mystery / ThrillerLa vida de Anne era perfecta hasta que todo se rompió aquella lluviosa noche. Ahora solo busca olvidar y dejar atrás ese pasado que la persigue a donde quiera que vaya. Ahora está rota y nada puede salvarla ¿O si? Lucas se odia a sí mismo, a su vida...